Nervios, llantos e ilusión en la vuelta al cole de más de 71.200 almerienses

Nerviosismo, ilusión, felicidad, tristeza y ganas de ver a los amigos. Éstas eran algunas de las sensaciones que se respiraban ayer por la mañana a las puertas de los 230 colegios almerienses. Las mochilas de los 71.231 alumnos que comenzaron el curso 2011/12 iban cargadas más que nunca de nervios y sentimientos encontrados de los más pequeños. Un niño de apenas diez años se abraza a su abuela sumido en un llanto, otro grupo de niñas rebosa felicidad por el ansiado reencuentro. Un auténtico abanico de sensaciones en la vuelta al cole.

Los mayores tenían unas emociones contenidas, una antítesis de pensamientos ya que a algunos les apenaba alejarse de sus vástagos, aunque la mayoría consideraba que era necesario para evitar el aburrimiento de los niños tras las largas vacaciones estivales. “Da un poco de pena, pero el niño estaba ya aburrido y así con la vuelta al colegio puede coger de nuevo su rutina y eso es bueno”, asegura Ángel del Águila, padre de un alumno del colegio ‘San Fernando’ del barrio capitalino de El Zapillo. Las calles aledañas a este colegio eran un auténtico hervidero de niños desde las ocho y media de la mañana hasta las nueve. En este centro los estudiantes recibieron un discurso por megafonía de la directora que concluyó con la dilapidaria frase: “Venga, ya se pueden ir los padres que hasta las dos son nuestros”.

Besos de última hora a la abuela que aprovecha para refrendar si están los bocadillos en la mochila de Spiderman o Hello Kitty.

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