El imponente Poniente: carta de agradecimiento al Hospital de Poniente

Imponente es aquello que causa una intensa admiración. Es lo que mi familia ha sentido por la asistencia recibida ante el fallecimiento perinatal de quien iba a ser mi nieta, en el hospital almeriense de Poniente.

En momentos tan especiales hemos tenido la impresión de que el hospital estaba a disposición de lo que necesitábamos. Hablo en plural porque comprenderán que este problema es familiar y nos afecta a todos. Y cuando digo hospital destaco  a los diferentes  profesionales que nos han atendido.

La atención a este proceso debe ser exquisita, fundamentalmente para la paciente, y cualquier detalle es importante sobre todo para ella. Todo transcurrió con una naturalidad impresionante (todo humanidad), y dedujimos que nada improvisada y para que nos sintiéramos apoyados en todo momento. El silencio como el tono de quienes nos atendieron,  era afable; el espacio y el tiempo, adecuados a la intimidad y dureza del momento, así como los medios técnicos y materiales. 

Cuando observé que un cartel daba difusión a un Grupo de Apoyo a la pérdida perinatal, comprendí y valoré más la sensibilidad de este centro sanitario público, por otra parte con una amplia cartera de servicios para una población considerable. 

Un hospital no solo está para curar, siempre para cuidar, y mimar como en nuestro caso, lo que ha hecho que la dura experiencia vivida sea más llevadera. 

Quiero reconocer en la directora de dicha Unidad, doña Dolores Sánchez Piedra, a todos los profesionales del mismo, sin dejar de mencionar al resto: El Poniente está en en el centro de una atención excelente.

El dolor que sentimos no nos impide admirar y agradecer la atención recibida, que ha sido imponente.

Juan Antonio Astorga