Almería y el sueño de Carlomagno

Almería y el sueño de Carlomagno

Manuel Leon
01:00 • 20 oct. 2011
Salomón apareció ayer por Bruselas para partir en dos ejes -como al niño del Viejo Testamento- el futuro Corredor Mediterráneo. El trazado ferroviario que conectará a España con Europa tendra dos ramas (una por la costa donde se posiciona Almería) y otra por el centro de la Península ibérica. Un veredicto que contenta a todas las provincias. Mejor dicho, a casi todas: Málaga y la costa de Granada lloran desde ayer de amargura, son los grandes damnificados de esta futura red europea de mercancías que conectará a Almería con la antigua tierra de vikingos. También se oyeron voces ayer de insatisfacción en el Poniente almerienses, en el viejo campo de Dalías, al entender desde estos lares que el proyecto perjudica sus intereses al no incluirse la conexión de Almería-Algeciras por la Costa. Desde ayer, el sueño de Carlomagno empieza a vestirse con los ropajes de la realidad: hacer de Europa un sólo Estado, al menos en lo económico. Tras la aprobación de la moneda única, contar con una vía de mercancías de alta velocidad es el siguiente hito de este andamiaje que comenzó el emperador franco en la lejana Edad Media. En esencia, entre ayer y hoy Almería sigue estando en el mismo sitio, con sus proyectos de alta velocidad y su Puerto por definir (no hay ninguna razón para una nueva ‘locura de Níjar’ con pellejos de vino volando por las ventanas por Carlos III ). Almería, eso sí, se asegura una posición sólida en esta nueva playa de vías de alta velocidad ( a más de 200 kilómetros por hora) en que se convertirá Europa en una década. El Corredor ferroviario, sin embargo, no es más que un artificio semántico. Almería, según los Presupuestos Generales del Estado, tiene su conexión AVE con Murcia y Madrid asegurada; y otro tanto ocurre con Granada y Sevilla, a través del eje transversal andaluz. Lo que ocurrió ayer fue nada más (y nada menos) que la Comisión Europea, a través de su comisario de Transportes, el flemático Siim Kayas, aseguró un 20% de caudal inversor para estas obras ferroviarias que se llevan ejecutando desde hace tiempo por tierras de Cuevas, Vera, Turre, Los Gallardos y Sorbas: es decir, que en vez de pagarlas sólo los españoles, las pagarán los demás europeos. Al igual que las arcas españolas pagarán los ejes prioritarios de Escandinavia o del Valle del Ródano. Eso es. Lo demás es fuego político cruzado entre trincheras. De los más de 6.000 millones de euros en los que se evalúa la inversión global para Almería sumando el trazado a Murcia y a Granada, Bruselas se compromete desde ayer, con luz y taquígrafos, a poner 1.200 millones, que no es moco de pavo. En principio, Almería y el resto del Corredor Mediterráneo, no parte con ninguna ventaja sobre otros corredores como el Central o el Atlántico, que también se les ha colocado, según Fomento, la vitola de prioritarios. Será, por tanto, (y ahí está la clave de todo esta red de nudos gordianos y mallas férreas que se avecinan) competencia de los futuros Gobiernos cómo priorizan los trazados y las inversiones. Una vez que el oráculo bruselino ha hablado, la letra pequeña de la realización antes o después de unas obras u otras le compete al Gobierno español que se compromete a poner de su bolsillo 49.800 millones de euros en total. Discrecionalidad política Almería tiene garantizado estar en el Corredor y las obras con Murcia se ejecutan a buen ritmo. Pero nada impide que un futuro ministro de Fomento priorice inversiones en Ciudad Real o en Valadolid para el Corredor Central antes que las de Murcia a Alicante o las de Almería-Bobadilla. Sin embargo, hay un matiz importante que fortalece el futuro de Almería dentro de esta nueva calzada romana de la edad moderna: el mercado. Quien de verdad dictará sentencia, ante este café para todos que repartió ayer Bruselas, será la competitividad en los flujos de mercancias. En este nuevo sistema ferroviario, que deja de ser radial, Almería tiene puntos a favor por su conexión intermodal al Puerto y su mejor ubicación respecto al Canal de Suéz. Estamos en la línea de salida de una carrera de medio fondo en






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