Un turista concienciado con el medioambiente, y con la mejor intención del mundo, acude un día a una quedada para realizar una recogida de residuos en las playas de Mojácar. Tras dos horas de batida, las alrededor de veinte personas asistentes consiguen llenar algunas bolsas: en total unos veinte kilos de basura, sobre todo plástica, que el mar y algunas personas desconsideradas arrojan a las costas del municipio.
La punta del iceberg
La playa ha quedado como los chorros del oro. “Misión cumplida”, se dice nuestro cívico visitante, que tras años de alerta mediática por la rápida degradación del medioambiente, regresa a su casa con la conciencia un poco más tranquila. Sin embargo, la basura recogida es solo la punta del iceberg. Una gota en un mar de residuos que está mucho más cerca de lo que imagina y cuya visión borraría de un plumazo la tranquilidad del turista.
¿Cuántas miles de toneladas de residuos se acumulan en la ribera del Río Aguas? Puede que nunca lleguemos a saberlo con exactitud, pero sin duda la cifra es de al menos cuatro dígitos. En los márgenes de este cauce, desde Marina de la Torre a Turre, años de vertidos incontrolados han convertido el que debería ser un espacio de especial valor biológico en un enorme vertedero.
Una bomba de relojería medioambiental que espera una riada especialmente fuerte para explotar, llenando el mar con los desperdicios que luego terminan aflorando en las playas. (Galería de imágenes)
Enterrando basura
El modus operandi que se sigue a la hora de realizar estos vertidos es, según la información de la que dispone este diario, de sobra conocido por las Administraciones, pero de alguna forma los que los realizan han logrado continuar con su actividad sin trabas durante años.
En el Río Aguas, todo indica a que se están enterrando grandes cantidades de residuos de una forma premeditada, sistemática y muy organizada. En primer lugar, la basura se acumula por toneladas en enormes socavones situados en los márgenes del río. Conforme estos vertederos van creciendo, se van cubriendo con sucesivas capas de tierra. Un sustrato que queda apisonado, según parece por maquinaria industrial o quizás por el continuo trasiego de camiones, de forma que los restos quedarían comprimidos y fijados al terreno, además de ocultos.
Así, al parecer, se van formando una especie de mesetas de superficie regular que permiten el tránsito de los camiones, que solo tienen que llegar al borde de las mismas para descargar.
En algunos puntos en los que hay cortes en el terreno, es fácil comprobar cómo la basura forma parte ya del suelo hasta al menos varios metros de profundidad, lo que parece indicar que estamos ante una práctica que se ha venido realizando durante, al menos, varios años.
Las empresas de áridos
Varias personas que viven y trabajan en las barriadas de Las Cuartillas y Las Alparatas, situadas muy cerca del cauce, coinciden en señalar a las empresas de áridos (se dedican a la extracción y procesamiento de arenas, gravas y otros materiales rocosos) que operan en la zona como las culpables. Algunos afirman que estas compañías se dedican a rellenar con residuos y tierra los enormes socavones que crearon años atrás para extraer arena.
Pastor anónimo, jubilado. Mientras sus cabras pastan tranquilamente en una era con vistas al cerro de Mojácar La Vieja, asiste con gesto indiferente, sentado en su camioneta, al continuo tránsito de camiones por una de las carreteras que dan acceso a la rambla, justo a la salida de la barriada de Las Cuartillas.
No duda en señalar a las empresas que se dedican a la extracción y cribado de áridos como las responsables de la situación: "Me parece muy mal porque lo tienen todo hecho una marranería. Además luego viene el viento y lo 'esturrea' (esparce) todo por ahí", comenta este paisano de Garrucha, que lleva años trayendo a sus cabras a pastar en el Río Aguas y para quien el plástico que inunda los campos es un problema muy directo.
"A las cabras les gusta mucho el plástico y es un peligro porque cuando se lo comen, se mueren. No directamente, pero empiezan a ir para atrás y para atrás y ya no hay forma de que se salven", explica.
Una vecina de Las Cuartillas, extranjera de origen pero mojaquera de pleno derecho al llevar asentada en el municipio desde el año 92, confirma que desde esa fecha tan temprana ya había vertidos de todo tipo que "luego se rellenaban con arena" en los márgenes del río.
Son algunos de los testimonios a los que ha tenido acceso La Voz de Almería.
La versión de las empresas de áridos
Este diario también se ha puesto en contacto con algunas de las compañías de áridos que trabajan en la zona. Una de ellas, que opera a menos de un kilómetro de uno de los mayores vertederos: Transportes y Áridos El Cano S.L., también se dedica al transporte de residuos, algo habitual en este tipo de compañías. Preguntada por la responsabilidad, al menos parcial, de la empresa en la creación de los vertederos, la compañía indica que siempre que ha realizado vertidos estos han sido con los correspondientes permisos.
"Sí, El Cano ha vertido material durante mucho tiempo con permisos para el relleno y acondicionamiento de las graveras en el margen del Río Aguas". No obstante, desde la empresa también reconocen que a lo largo de "más de 50 años" que llevan operando en la comarca han recibido "alguna sanción", pero siempre "quedando resueltas y no teniendo ningún problema con las Administraciones".
Asimismo, aseguran que "si las autoridades viniesen también por las tardes o fines de semana" verían entrar "un desfile de vehículos de toda la comarca con residuos de todo tipo".
Un responsable de otra de estas empresas, conocida como 'El Chupi', niega responsabilidad alguna en el vertido de residuos provenientes de un vertedero ilegal de Garrucha denunciado por el grupo Garrucha para la Gente. Unos residuos que fueron posteriormente enterrados tan solo unos días después de que este diario se hiciera eco del suceso.
No obstante, según ha podido constatar La Voz, al vertedero que fue cubierto con sustrato a finales de enero solo hay acceso rodado a través de las instalaciones que esta empresa posee en los márgenes del Río Aguas. Además, esta compañía es una de las dos (junto con El Cano) que trabajan habitualmente para el Ayuntamiento de Garrucha en la recogida y transporte de residuos.
Cabe destacar que la denuncia del grupo Garrucha para la Gente ha sido, en gran medida, la que ha motivado esta investigación periodística.
Vertederos ilegales
Las autoridades confirman a La Voz que el vertido y enterramiento de residuos como los fotografiados en este reportaje en esa zona es ilegal. De hecho, la Guardia Civil lleva años actuando sobre estos vertederos, que acumulan varias denuncias.
Contactado por este diario, el Ayuntamiento de Mojácar asegura que está “trabajando” en la solución del problema, pero ha declinado responder a las preguntas formuladas por este diario. La Delegación de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible (antigua Delegación de Medio Ambiente) tampoco ha contestado a las preguntas que se le cursaron hace ya una semana.
Plástico asesino
Isabel María Pérez, presidenta de Ecologistas en Acción Levante-Almanzora, expone el desastre medioambiental que supone la infiltración de plásticos en el terreno. "Todo ese plástico mezclándose continuamente con la tierra, con los años que tarda en degradarse, se queda tan impregnado en el medio que hace que no se desarrolle ningún tipo de biodiversidad, el daño que supone para los animales tanto por ingesta como a nivel medioambiental es muy grande", explica Pérez, que alerta de que ya "se están encontrando restos de plástico en la comida", porque llega un momento en el que, en las fincas agrícolas, es imposible separar el plástico de la tierra en la que se cultiva.
Otro de los problemas más graves, según la líder de la asociación, es precisamente que estos vertidos se llevan a cabo en los cauces de ríos y ramblas, puesto que las riadas los arrastran posteriormente al mar, donde contaminan toda la cadena trófica.
Gaspar Jiménez, presidente de la Cofradía de Pescadores, aseguraba en una reciente entrevista para este diario que en sus redes de arrastre seguían apareciendo, a día de hoy, residuos “de cuando salió la rambla hace siete años” y que llevan desde entonces acumulándose en los fondos oceánicos.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2013, las sustancias químicas que se encuentran en muchos de estos residuos "perturban la función endocrina" (que regula la producción natural de hormonas) y sus efectos "podrían tener importantes repercusiones en la salud".
En el informe conjunto se pide que se siga investigando para entender plenamente las relaciones entre esos denominados perturbadores endocrinos (PE) —presentes en muchos productos domésticos e industriales— y determinadas enfermedades y trastornos.
"Los PE pueden contaminar el medioambiente sobre todo a través de los vertidos industriales y urbanos, los desagües agrícolas o la incineración y vertido de basuras. La exposición humana puede producirse por ingestión de alimentos, agua o polvo, por inhalación de gases o partículas presentes en el aire o por contacto con la piel", reza el informe.
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