Desde hace ya décadas, el Pozo del Esparto es el lugar predilecto de muchas familias para pasar un verano idílico y desconectar de su vida cotidiana. Para los urbanitas llegados desde Lorca o Águilas, el tiempo parece detenerse al poner el pie en la pedanía, a medida que el sol y la arena de playa imponen su hechizo y las olas del mar arrastran irremisiblemente las preocupaciones y los problemas.
Pero desde la aparición de la pandemia, al familiar fenómeno del veraneo ha venido a sumarse otro, que ya estaba presente pero se ha intensificado desde que los confinamientos llegaron a nuestras vidas: cada vez más gente decide establecer su residencia de forma permanente en este rincón de la costa almeriense.
"Ha habido un aumento de la población a raíz de la pandemia, muchísima gente se ha dado cuenta de que vivir en un piso le ha coartado muchísimo la libertad. Vivir en un sitio como este, que es más asequible y con espacios más abiertos, les ha cambiado la vida", explica Juan Carlos Quiñonero, que nació en Lorca pero no se considera ya murciano, sino andaluz, almeriense y vecino del Pozo del Esparto.
Y no un vecino cualquiera, sino uno que está especialmente implicado con el lugar en el vive. Tanto que a partir de la semana que viene se convertirá en presidente de la nueva Asociación de Vecinos del Pozo del Esparto y Calapanizo, al menos hasta que se elija formalmente a la primera Junta Directiva.
La asociación, que se ocupará de temas culturales, reivindicativos y sociales, es la culminación de una larga relación con el Pozo, que Quiñonero siempre ha considerado su "rincón". La familia tuvo casa allí desde los años setenta y lo que en principio fueron vacaciones se convirtieron pronto en escapadas constantes los fines de semana y, finamente, en una mudanza en toda regla: hace algo más de un año, decidió establecerse con su familia en su casa de la playa y dejar atrás Lorca para siempre.
Quiñonero es el perfecto exponente de un perfil muy común en esta pedanía cuevana. Tanto entre los veraneantes como entre los nuevos residentes del Pozo del Esparto, un alto porcentaje proviene de ciudades murcianas como Lorca o Águilas. La relación de esta zona de Almería con Murcia viene de lejos y las playas salvajes de Cuevas del Almanzora y Pulpí son un atractivo irresistible.
"Cada vez vive más gente aquí todo el año y la idea era tener una pequeña voz y canalizar un poco los sentimientos de la gente de aquí, tanto en la Junta como en el Ayuntamiento", explica a La Voz de Almería Quiñonero, que en los próximos días formalizará legalmente la existencia del grupo ante el Registro de Asociaciones de la Delegación de la Junta en Almería.
La asociación nace con la vocación de ser un soplo de aire fresco para la vida cultural y social de la pedanía, algo apagada en opinión de Quiñonero, que cree que las posibilidades culturales de la zona no han sido explotadas como es debido, en parte por encontrarse alejada de los núcleos de población principales.
"La idea era crear una asociación de vecinos para promover actividades que le den vida a la zona. A nivel social, tener un sitio en el que podamos funcionar, que sea un sitio de encuentro en el que hacer nuestras charlas, nuestras tertulias", sintetiza el futuro presidente, que representa el sentir de un grupo "interdisciplinar" de vecinos que están muy implicados e ilusionados con la iniciativa.
Como sede han elegido el edificio del antiguo colegio de la pedanía, un local social donado al núcleo urbano hace ya unos años y en el que se podrían organizar clases de apoyo para los niños, charlas y actividades. "Un sitio en el que dar a conocer la historia de la zona del Pozo del Esparto, la historia de la minería, e incluso realizar actividades que puedan surgir desde el seno de la propia asociación como encuentros durante la Semana Santa o Navidad", expone Juan Carlos.
Las Fiestas del Pozo del Esparto
Pero el primer objetivo que se ha marcado la asociación (y sin duda el más llamativo) va a ser organizar las primeras "Fiestas del Pozo del Esparto". El tiempo dirá si podríamos estar ante el germen de un futuro municipio, pero lo que sí que tienen claro sus integrantes es su apuesta "por el crecimiento" de la pedanía, porque según afirman "al progreso no se le tiene que poner ninguna traba" pero, eso sí, siempre con "sentido y con responsabilidad".
"Estaremos vigilantes porque es un sitio salvaje, un sitio precioso, un paraje natural y creemos que debe conservarse eso sin quitar que siga aumentando la población, pero las cosas que puedan hacerse, con el sentido y con el rigor necesarios para preservar la naturaleza", sostiene.
La asociación nace también con una vocación "participativa y reivindicativa", buscando "identificar problemas y necesidades, proponer mejoras y si hay alguna solución, que se cuente con nosotros, porque los vecinos muchas veces dan soluciones válidas a problemas", reivindica Juan Carlos.
Su primer objetivo será "asentarse" en el Pozo del Esparto y la vecina Calapanizo, pero en el futuro también podría incorporarse El Calón. Para ser socio solo será necesario ser mayor de edad y, como muchos de los vecinos residen en la pedanía de forma estacional, no será necesario estar empadronado, sino simplemente tener una vivienda en propiedad.
A partir de ahora, el Pozo del Esparto será más que sol, playa y vacaciones de verano. Comienza la aventura de un grupo de vecinos que ha decidido darle otra mirada a la pedanía y hacer comunidad en ella.
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