Mohamed VI compite con Almería

Para los agricultores almerienses la competencia de Marruecos que se avecina con el nuevo acuerdo entre el reino alauita y la Unión Europea es un quebradero de cabeza, una competencia a la que se teme básicamente porque las condiciones de producción no son iguales ni en costes laborales ni de los recursos.

Sin embargo uno de los mayores temores no es competir con la agricultura familiar marroquí, al fin y al cabo mucho más limitada en recursos y semejante a la que se ha estado desarrollando en la provincia de Almería en estas últimas décadas, sino con las grandes empresas y con la oligarquía de aquel país.

Tres grandes grupos dominan, de hecho, los mercados y la exportación en porcentajes superiores al 70 por ciento, las francomarroquíes Azura y Soprofel y Dominios Agrícolas, vinculada con la familia real y con el propio rey, Mohamed VI, y que dispone de alrededor de 12.000 hectáreas tanto en suelo marroquí como en el saharaui.

Lo advierte el presidente de la Federación de Asociaciones de Exportadores española (FEPEX), José María Pozancos que, en declaraciones a La Voz de Almería, advertía que “los grandes beneficiarios de las ayudas y de los acuerdos entre la Unión Europea y Marruecos no son los productores locales, sino las oligarquías, las grandes empresas e incluso la familia real, que tiene intereses en este sector”.

Y lo recoge también josé Bové, europarlamentario francés y ponente de la Comisión Europea del informe sobre el protocolo agrícola del Acuerdo de Asociación con Marruecos. Entre sus conclusiones, que se ha producido una ocupación irregular de suelos en el Sáhara Occidental, entre otros por parte de Dominios Agrícolas, que además de contravenir las directrices de la ONU (que impedirían que el capital extranjero explote los territorios ocupados del Sáhara), están poniendo en grave riesgo un recurso tan esencial en la zona como el agua, ya que se abastecen de acuíferos fósiles que están siendo brutalmente sobreexplotados y corren serio peligro de salinización, lo que compromete el abastecimiento a la población. La única forma sería con el consentimiento de la población autóctona, pero esta rechaza estas prácticas, según afirma Amar Salem, representantes del Frente Polisario.

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