Desde Almería hasta los rincones de Los Filabres para repartir el pan

Silvia Martínez recorre la comarca para entregar a la hora los pedidos recién salidos del horno

Silvia Martínez sale muy temprano desde la capital para repartir el pan en una furgoneta.
Silvia Martínez sale muy temprano desde la capital para repartir el pan en una furgoneta. La Voz
Fina Martín
07:00 • 29 ago. 2021

¿Qué tendrá el pan que llegas a las seis de la tarde a la tienda y hay de todo, menos pan? Silvia Martínez entró a trabajar en 2009 en el sector de la panadería gracias a su prima, que conocía a una sobrina de Amador Torrecillas, el propietario de la panadería de Chercos. "La primera oportunidad te la da alguien que confía en ti, luego tú tienes que saber aprovecharla", comenta agradecida Silvia. Y fue en un comercio de Almería frente a un colegio. Trabajó durante el curso escolar 2009-10. "Allí se vendía de todo, pan y bollería, y me puse sin miedo detrás del mostrador". Finalizado el curso venció su contrato.



Silvia Martínez

Silvia tiene 47 años y es madre de una adolescente. Trabaja como repartidora para la 'Panadería Torrecillas' de Chercos. Cada día se levanta a las cuatro y media de la madrugada en su domicilio de la capital y de ahí se dirige en una furgoneta hasta el obrador para recoger los pedidos realizados el día anterior. A las 06'30 inicia el reparto, recorre unos mil kilómetros a la semana distribuyendo este alimento básico a los vecinos de las comarcas de Los Filabres y el Almanzora. Después practica 'Sambo' dos tardes a la semana, una variante del Judo basada en técnicas para la defensa personal. Asegura que no necesita defenderse de nadie y que esta disciplina le es útil para relajarse después del trabajo.

En 2014 se convirtió en la primera mujer repartidora de pan en Almería. Su anterior jefe Amador Torrecillas, le ofreció el reparto en la capital en una furgoneta. "La necesidad me hizo lanzarme a esta nueva experiencia profesional. Estaba separada y tengo una hija". Su único miedo era parar el coche en la calle para entregar los productos y que la sancionaran. El recorrido empezaba a diario desde el barrio de Los Ángeles al Barrio de San Luis y después El Zapillo; incluso a Tabernas. Nunca se sintió una extraña en el sector del transporte de alimentación. "En este territorio laboral se establece una relación de compañerismo, la gran mayoría ha sido amable conmigo", explica. "Cada negocio tiene su hora de entrega y siempre iba a contrarreloj". Al principio la miraban "raro" y se preguntaban "¿dónde irá esta muchacha en la furgoneta a estas horas?". Así, entró a formar parte del gremio de los repartidores. 



Seis años más tarde su mismo jefe, contento del trabajo de Silvia al frente del reparto, le ofreció una nueva ruta por los pueblos de la comarca de Los Filabres. Dice que todo el mundo necesita trabajar; "y lo deseable es que el trabajo se ajuste a tu forma de ser", añade que "la carretera me ha marcado siempre y me gusta conducir, aunque soy consciente que en Los Filabres la nieve, la lluvia, las curvas y los animales que se cruzan de repente, suponen un grave peligro". Parece que el mundo no es un lugar del todo seguro.






Así, en octubre de 2020, durante el estado de alarma por el coronavirus, comenzó su nuevo trayecto laboral por estos municipios de casas encaladas y tejados rojos refrescados a la sombra y al aroma de una sierra de pinos y encinas. "Me levanto a las 04,30 de la mañana en Almería, desayuno y a las 05,00 salgo para Chercos a cargar el pan, y de ahí a Líjar, Albanchéz, Cóbdar, Alcudia de Monteagud, Chercos, Tahal y Benitorafe; Benitagla y Benizalón. En algunos de estos municipios no hay comercios, puede que un bar y alguna tienda-bar, pero sí vecinos que viven a gusto en su pueblo. A algunos de ellos llega pitando, vamos, que entra en el pueblo tocando el claxon, "porque puede variar la hora de llegada y hay que avisar a todos los habitantes". En algunos sitios me esperan a primera hora de la mañana gente amable con la talega del pan que se confeccionan, y que es donde mejor se conserva". Termina Silvia al mediodía y regresa a la capital.



También en estas rutas por Los Filabres encontramos establecimientos en pueblos cercanos donde elaboran el pan en horno de leña. Es el caso del 'Asador Las Viñas', cerca de la gasolinera de Tahal, aquí es posible adquirir pan artesano así como reservar mesa al teléfono 644 87 70 63. Es el encanto de los pueblos y su gastronomía.



Amador Torrecillas, propietario de 'Panadería Torrecillas' de Chercos



Amador nació en Chercos al lado de la panadería. Antes que ver un pan conoció su aroma. Buscándose la vida trabajó en todo, montó un bar, fue arriero en las canteras de mármol, vendió máquinas, tuvo una tienda y nunca se atrevió a abrir una panadería por respeto a su maestro artesano con el que trabajó a su órdenes. "Antes el panadero de un pueblo era tan respetado como el cura o el alcalde, pero ahora no, hoy día cualquiera utiliza el nombre de obrador instalando un mostrador, un horno y materias industriales". Seis años estuvo Amador insistiendo para quedarse con el negocio, en ese tiempo vendía el pan a comisión para el dueño del obrador.


"Todo tiene su tiempo -dice El Eclesiastés- y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora". Cuenta Amador que un día el dueño le dijo: "Te voy a vender la panadería porque he visto que vas a triunfar".  Y así fue, la compró con 33 años hace casi 4 décadas y asegura que conoce los misterios del buen pan: "La masa madre es un ser vivo y hay que alimentarla con reposo hasta que entra en el horno; aquí en los pueblos tenemos tiempo", señala mientras muestra con orgullo la corteza tostada de su pan redondo horneado con los rayos de la luna. Abre una pieza con sus manos, la huele y sonríe. "Si cruje al morderla es que es un buen pan". Preparan 14 variedades a diario pero el primero en salir del horno es el pan de aceite. Todo es pura artesanía. "Aquí tomamos los pedidos que repartirá Silvia con la luz del sol en cada rincón de los pueblos de las comarcas vecinas".




 "El olor del pan me despierta recuerdos de mi niñez y me siento un niño grande desayunando leche con sopas por las mañanas". Dice Amador que la esencia de un buen desayuno "está en los aromas del café y del pan", y sugiere compartirlo "igual que cuando compartes un trozo de pan". Es como mejor sabe. Torrecillas presume de su panadería y presume también de Chercos Viejo, "el otro Chercos que hay que conocer". De su pueblo, con casi una población de unos 300 habitantes, Amador destaca la presencia de muchos comercios, negocios y servicios.




"El más importante es el Tanatorio de Chercos" y además señala que la pandemia ha cambiado la forma de expresar las condolencias: "Antes nos acercábamos a los familiares y les dábamos el pésame con una palmada en el hombro y un lo siento, te acompaño en el sentimiento". Lamenta que "ahora, con esto del coronavirus nos quedamos a dos metros de distancia del familiar, levantamos un poco la mano y le decimos, lo siento mucho, y nos vamos rápido", aclara que este gesto "no es para reírse". Una recomendación de este maestro panadero en relación a la transformación del duelo y la despedida que también han llegado a los pueblos es, "visitar la casa de los que han perdido un familiar y compartir un trozo de pan y vino" por los que han partido. En casa de los chercarros siempre está la despensa por si hay que añadir algo a la hogaza . La vida continúa cada día. El pan nuestro dánoslo hoy, y mañana también.


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