El chérigan almeriense resiste a la crisis a pesar de la caída del consumo

El chérigan, una de las tapas más emblemáticas de la hostelería almeriense, resiste a la crisis, a pesar de la caída generalizada del consumo. Los almerienses siguen fieles a uno de los aperitivos más tradicionales de la ciudad -apenas conocido en la provincia- consistente en una rebanada de pan tostada y cortada al bies que se unta de alioli y a la que se añaden diversos ingredientes como atún, queso o jamón cocido. Así lo atestigua Juan Sánchez Pérez, uno de sus divulgadores, que regenta Parrilla Pasaje, establecimiento donde más chérigan se consumen en la ciudad. “A pesar de la crisis, que se nota en la caída del consumo, con el chérigan nos vamos defendiendo”, explica el hostelero almeriense. Añade que “en los dos o tres últimos meses es cuando más estamos notando un poco de menos recaudación, sobre todo en los aperitivos, pero con el chérigan aguantamos”. Seña de identidad El sociólogo, Santiago Fernández, de la Universidad de Granada, argumenta que “ esta circunstancia se puede explicar porque los consumidores, aún en una época de pesadumbre económica, de ajuste de presupuestos, de lo último que prescinde es de aquello que considera que puede ser para ellos una seña de identidad, una tradición familiar, y eso los mismo vale para una tapa, para unos churros, para un periódico de su ciudad o para una corrida de toros en su plaza”. El chérigan nació en el antiguo Café Colón, en el Paseo de Almería, y con el tiempo se ha ido diversificando. Según Sánchez, el original fue de mahonesa con anchoas. A Juan se le olvidó patentar la idea y con los años le han salido muchos imitadores. Al cabo del día, se pueden despachar miles de chérigan en un gran número de bares de la ciudad. Origen malagueño Tras pasar por el Negresco, Casa Diego y Colón, Juan Sánchez arrendó a su jefe la parrilla de este último establecimiento y nació el chérigan, tan almeriense ya como los gurullos. La idea la tuvo un compañero de Juan que se apellidaba González, que la copió de un bar que había en la calle Larios de Málaga. “Como le llamábamos Sheriff, nació el shérifgan”, rememora el hostelero.