Dicen que hay amor… ¿Dónde hay amor? En la pluma del Fénix de los Ingenios y en la de otros ingeniosos coetáneos suyos. En los versos de las actrices y actores que los memorizaron, y en los escenarios dorados del Siglo de Oro. Allí lo hubo y ‘Collegium Musicum Madrid’ supo donde hallarlo, extrayendo junto a él la banda sonora que engalanaban sus anhelos, deseos y ansias hasta el frenesí o la ‘cansera’.
El grupo liderado por Manuel Minguillón, compuesto por la soprano María Espada, el cellista Guillermo Turina y el percusionista Daniel Garay, así como el propio Minguillón a la guitarra barroca, cambió, con su recital de anoche, el carácter recogido y polifónico que el Festival de Música Antigua Mare Musicum de Roquetas de Mar venía mostrando desde su comienzo. Con un proyecto titulado ‘Dicen que hay amor’ Collegium Musicum Madrid trajo a Roquetas de Mar la música que ocuparía la escena de los teatros del siglo XVII, transformando el Castillo de Santa Ana en un corral de comedias que se sumía en aplausos al final de cada pieza.
Un cambio de modelo en el desarrollo de la música y en el del festival
Como contestación a la música polifónica del momento, surgía en Italia una corriente de intelectuales, músicos, dramaturgos y poetas, que contemplaban la idea de utilizar una sola voz melódica, sobre un acompañamiento armónico, como un canal por donde hacer fluir el texto poético. Música para ser escenificada, con estructuras sencillas de verso y estribillo. Rasgo que la soprano de Mérida, María Espada, supo exhibir con maestría sobre las tablas del escenario de Mare Musicum.
‘Dicen que hay amor’ se construyó con la investigación realizada por 'Collegium Musicum Madrid' sobre el manuscrito poético musical de Mallorca, el cual contiene 43 tonos humanos para voz sola, cifra para guitarra y bajo continuo. Tras una cuidadosa selección de éstos, el grupo de Manuel Minguillón, añadió al proyecto música instrumental de la época, acudiendo a las danzas de los inmortales guitarristas Gaspar Sanz, Francisco Guerau y Santiago de Murcia, así como a las novedosas e inspiradas sinfonías de Giacomo Facco.
Con estos mimbres, Collegium Musicum Madrid, dio el público de Roquetas de Mar la elección de sentirse libre y humano. Un público que disfruta de la música del pueblo y cómo tal, expresa sus emociones guiadas por la interpretación y la música. Ya sea por casualidad o por la magia del momento, en muy pocos casos los bloques señalados en el programa de conciertos finalizaban sin ser interrumpidos por una cascada de aplausos del patio de butacas.
El cambio de carácter que la agrupación de Manuel Minguillón dio al festival roquetero con su propuesta “pop” del siglo XVII supuso un soplo de aire fresco que combatió las tórridas temperaturas que azotaban al Castillo de Santa Ana.
Silvia Márquez recorre la historia del clave, el ostinato y la Chacona
Dos días antes de clausurar el festival con el concierto de ‘La Tempestad’, la clavecinista, Silvia Márquez, abandona momentáneamente la citada orquesta para presentarse en solitario en el escenario de Mare Musicum. Nacida en Zaragoza, esta especialista en teclas históricas exhibirá esta noche a las 21:30, por qué es una de las intérpretes más versátiles y activas del momento con su recital ‘Chaconnerie: o de los Bassi ostinati hasta tiempos modernos’. Una radiografía a través del tiempo de la popular danza llamada Chacona, la cual sirvió como base para que compositores tan variados en estilos y épocas como Antonio de Cabezón (1510-1566) o Roberto Sierra (1953), experimentaran, arreglaran y formaran su versión propia sobre esta danza.
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