El faro de Villaricos se alzaba en la costa cuevana el 30 de abril de 1863, convirtiéndose entonces junto con el faro de Cabo de Gata, en uno de los primeros que se inauguró en la provincia de Almería. Este faro de Villaricos
tuvo una corta vida. ¿El motivo?, lo descubrió el farero Mario Sanz en su última conferencia, ‘La vida efímera del faro de Villaricos y su periplo hacia el sur'.
"En la zona de Villaricos, había muchos humedales, lo que provocaba que la zona se llenase de mosquitos y los trabajadores del faro sufrían las consecuencias de estos, infectándose de paludismo o malaria", explicó el experto. A lo largo de los 17 años de vida de esta linterna marítima, se intentaron cambiar los operarios y que estos fueran gente de la zona, más acostumbrados a las picaduras. Sin embargo, a estos les faltaba formación y el resto se negaban a trabajar en esas condiciones, finalmente el faro fue trasladado a Garrucha, una zona más salubre y sin humedales.
Así se explicó el porqué hace más de un siglo, que esta edificación desaparecía de la costa cuevana. Actualmente existen muchos interesados en investigar sobre los restos que puedan aun encontrarse del faro, en la zona de Villaricos, pero es una tarea difícil, ya que muchos materiales se trasladaron para la construcción del faro de Garrucha.
"Puede que aún queden los cimientos", puntualizó Mario Sanz que narro la historia del faro que "ha ido viajando hacia el sur, avanzando 14 kilómetros en 160 años", explicó el farero quien además recordó como también acabó apagándose en Garrucha y ha acabado en Mojácar, actualmente el único punto de la costa del Levante con liz marítima.
Hallazgos y curiosidades como esta son las que se han podido disfrutar en Cuevas del Almanzora desde el pasado 3 de febrero hasta el último 4 de mayo, cuando se ha
llevado a cabo, como parte de las actividades culturales programadas
por el Ayuntamiento, el ciclo de conferencias
‘Nuestra Historia en su Lugar’, que se clausuró el pasado fin de
semana con una conferencia sobre las pinturas del Palacete de los
Figuera de la mano de la restauradora María de Haro Rivas, poniendo
el broche de oro a una cita cultural que ha reunido a Cuevas y sus
pedanías entorno a su pasado y, en consecuencia, a su presente.
Clausura del ciclo de conferencias
Y es que tal y como explican desde el área de Cultura y Turismo,
responsable de esta novedosa actividad, “ante la necesidad de
aproximar nuestra historia municipal de un modo descentralizado, ya
que Cuevas del Almanzora posee una amplísima y riquísima historia
cuyos escenarios por fortuna se hallan diseminados por toda su
extensión, se diseñó una iniciativa que no sólo acercara a toda
la población del municipio esa historia, sino que además
aprovechara esa oportunidad de que determinados hechos históricos
acaecieran en diferentes puntos del mismo, confluyendo y dando
sentido a la historia común de todo el término municipal”.
A eso se le añadió que los contenidos seleccionados como temáticas de las conferencias respondieran a relevantes efemérides históricas y patrimoniales y se conocieran cerca o en los mismos lugares donde sucedieron, cumpliendo así dos objetivos: aproximar la historia local y la cultura a la población de las pedanías y situar esos sucesos históricos en los mismos parajes donde acontecieron.
De esta forma, este
amplio e interesante programa ha dado a conocer: ‘La vida
efímera del faro de Villaricos y su periplo hacia el sur’ de la
mano del farero Mario Sanz, en Villaricos; se ha hablado de ‘La
Asociación de Vecinos Nuestra Señora del Rosario de Guazamara, El
Largo, Los Guiraos y Grima. Origen y trayectoria’ con Antonio
Llaguno en Guazamara; de ‘Arqueología y prehistoria. La cultura
argárica y el poblado de El Oficio’ nos hemos adentrado con la
arqueóloga Laura Larios en Los Lobos.
Por otro lado, con el historiador Juan Grima
hemos sabido de ‘El Museo de Luis Siret en las Herrerías: origen y
destino de las colecciones’ en Las Herrerías; el médico e
historiador Juan Antonio Soler nos ilustró sobre ‘La industria
metalúrgica en Palomares y su entorno durante el siglo XIX’ en
Palomares; Antonio Gil Albarracín como historiador nos explicó
también en Villaricos y sobre su Torre Vigía el periplo de ‘Carlos
III, el Reglamento de 1764 y la defensa de Villaricos’, y
finalmente, en el núcleo de Cuevas pudimos adentrarnos en la
historia de ‘La iglesia de la Encarnación y la capilla de la
Virgen del Carmen: símbolos del patrimonio religioso de Cuevas del
Almanzora’ con Francisco Viúdez; y en el ámbito del arte, de la
mano de María Dolores Santos y María de Haro, respectivamente, nos
admiramos con ‘Andrea Giuliani: el pintor de la burguesía minera
de Cuevas del Almanzora’ y Las pinturas decorativas del palacete de
los Figuera’.
En definitiva, y tal
y como apuntan la concejala de Cultura y Turismo, María Isabel
Ponce, y el alcalde de Cuevas del Almanzora, Antonio Fernández
Liria: “Este ciclo ha resultado del todo acertado, pero además es
una gran satisfacción ver cómo ha sido acogido por la ciudadanía:
con entusiasmo y con muchas ganas, lo que pone de relieve que Cuevas
se interesa por su historia y su cultura y que se enorgullece de
ella", explicaron.
Además, "hemos cumplido los objetivos para los que nació esta
propuesta cultural: darnos un foro de encuentro de nuestra historia
común, conocerla más y mejor y hacerlo en el mismo lugar en el que
sucedió, y poner nuestra historia en el lugar en el que debe estar,
es decir, en el centro de nuestro interés y como una gran
oportunidad de futuro. Una historia que dejó huella en esos lugares
que estamos empeñados en conservar, recuperar, cuidar y poner en
valor. Agradecemos a quiénes han disfrutado de este ciclo, así como
a todas las personas que han participado en él, compartiendo su
sabiduría, y a todos los que han puesto su granito de arena para que
su desarrollo haya resultado tan exitoso” concluyeron los ediles.
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