A veces, elaborar un vino se convierte en un acto de absoluta heroicidad. Cuando no queda más remedio que vivir en un territorio hostil, poner a tu favor lo que a priori son escollos, en muchos casos insalvables, se acaba normalizando y pasa a formar parte de la rutina cotidiana.
“Pero si además consigues que el entorno desafiante de los rigores extremos del clima desértico te motive a perseguir el sueño que el corazón te dicta, esas dificultades son el mejor aliado” destaca José Miguel García, propietario de la Bodega Sierra Almagrera.
En
el corazón del Levante de Almería, en la ladera de la Sierra Almagrera, y con sus viñedos a diferentes alturas, la personalidad del viñedo
está marcada, desde
los tiempos de los fenicios, por el clima mediterráneo subdesértico del
terruño, con días calurosos y noches frías, con muy pocas precipitaciones, pero
con brisas frescas y húmedas que acarician las viñas y marcan su carácter.
Los racimos son vendimiados manualmente en cajas de 10 kgs. Se despalillan a mano, uva a uva, y se dejan a mano en los depósitos, sin daños sin medios mecánicos, solo las manos. Se fermenta en nuestra bodega subterránea, en depósitos pequeños y anchos con temperatura controlada, con bazuqueos a mano que permiten extraer la esencia del fruto sin bombas, solo las manos. Tras una suave fermentación, el vino descansa en las mejores barricas de roble francés durante 25 meses para dar forma a un vino único, vivo, en el que intervienen en el proceso solo vida, la vida de las levaduras, y las manos del hombre.
La primera añada, la 2013, se hizo en una cueva, con todas las limitaciones que ello conlleva y durante aquella primera fermentación, en una gruta cercana habitaba un caballo blanco de raza española. A él le llegaron los primeros aromas del sueño de José Miguel, siempre acompañado por el conocimiento enológico de Ignacio Figueroa y la sabiduría de Domingo Haro, el bodeguero que todo el mundo querría tener.
La compañía de aquel fascinante animal en aquellos comienzos fue lo que dio nombre a dos de sus vinos: Caballo Español. “No hay duda de que es uno de los seres vivos más sorprendentes que existen por ese equilibrio entre la raza, el temperamento y la nobleza, unos rasgos que de alguna forma han sido inspiradores para alumbrar el último vino de la bodega, Caballo Español Serie Oro 2018”. Así como sus ediciones Oro 2019 y 2020. Y Sierra Almagrera, un vino más afrutado.
Las variedades que componen la primera añada son Syrah (60%) y Tempranillo (40%). El origen de estas uvas está en una viña ubicada a 1.300 metros de altitud en la Alpujarra almeriense. Cepas plantadas hace 30 años sobre un suelo rojo, arcillo-calcáreo y con cascajo en superficie. A los pies de la bodega, en una ladera de Sierra Almagrera, también hay viña. Monastrell y Garnacha que pueden incluirse en pequeñas proporciones en la mezcla si la añada lo reclama. En la elaboración se busca extraer lo mejor de las uvas con la mayor suavidad posible, sin violentar cada matiz por culpa de la impaciencia o la falta de delicadeza. Las uvas se van separando del raspón a mano para colocarlas en los pequeños depósitos de boca ancha que reposan en la parte subterránea de la bodega. Tras la fermentación, momento en el que la esencia de cada uva se tras- lada al vino, comienza la crianza en barricas francesas, que se alargará durante 25 meses. Durante este tiempo, el poderío que imprime la zona va domándose a la vez que ensalza virtudes más íntimas que solo el tiempo es capaz de ir descubriendo.
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