Almería está siendo cada vez más ‘africana’ y menos europea, al menos en lo que se refiere a la climatología. La presencia de grandes masas de aire sofocante procedentes del norte del continente africano, o la de las calimas que con frecuencia llevan aparejadas se ha convertido en una constante y eso tiene un reflejo en la escala de las temperaturas.
Este mes de julio se coloca, de hecho, entre los más calientes desde que se tienen registros; durante la mayor parte del mes los cuarenta grados se han hecho presentes en la mayor parte de la provincia, con registros históricos en áreas como el Valle del Almanzora o Los Vélez, con registros por encima de los 45 grados centígrados.
Calor viajero
Sea por los cambios de ciclos atmosféricos o sea por los efectos del temido cambio climático, lo cierto es que esa presencia de masas cálidas de aire procedentes del norte del continente africano llegan de una forma cada vez más frecuente.
Desde una perspectiva meteorológica el problema reside en que los anticiclones del Atlántico se sitúan en latitudes más bajas con mayor frecuencia de lo que lo hacían en las series históricas. Esa área de altas presiones obliga a que las borrascas se desplacen hacia el sur para entrar por el continente africano y, desde allí, ascienden de nuevo y en ese camino están encontrando en la provincia una de sus puertas de entrada.
Sofocante
La consecuencia es, ni más ni menos, la que están viviendo este último mes los almerienses y los episodios de olas de calor que se repiten con una frecuencia creciente. A lo largo de la historia climática de Almería las brisas marinas han sido capaces de contener las grandes olas de calor que sufría el país, pero ni siquiera ese efecto ha servido ya que precisa vientos de poniente para obtener de ellos ese efecto benefactor.
Este mes varios pueblos almerienses han marcado máximas a nivel nacional, lo cual es infrecuente dado que el clima continental en áreas como el Valle del Guadalquivir, Castilla-La Mancha o Extremadura han capitalizado las temperaturas más altas. Este julio Albox o Lubrín obtenían ese ‘liderato’ con registros superiores a los 45 grados.
Tormenta perfecta
Analistas climáticos como el almeriense Eduardo Romay, del colectivo Cazatormentas, explican que en estas últimas semanas se han dado las condiciones ‘perfectas’ para que se produjeran episodios de intenso calor sobre la provincia; la primera de ellas la entrada de esas masas de aire caliente procedentes en su mayor parte del Sáhara.
A ello se ha unido el hecho de que la nubosidad ha sido muy escasa y que es en estas fechas cuando se registran los días más largos del año, con lo que la insolación es máxima y la tierra y los núcleos urbanos acumulan en sus calles o en sus edificios mayor calor del habitual. Para cerrar el círculo del calor el más presenta temperaturas de 28 grados, en máximos históricos.
Por otra parte la irrupción durante algunos días del aire de poniente, si bien ha servido para aliviar las temperaturas máximas en las áreas del litoral, ha empujado a esas masas de aire caliente hacia las comarcas del interior.
Noches tropicales, noches ecuatoriales
Las noches desde mediados de junio y en julio son las más cortas del año, lo que anima a aprovechar en mayor medida las playas. Sin embargo no es buena noticia para los almerienses que han sufrido este mes una sucesión de noches en las que se hace difícil dormir.
Como explica David Cutillas, de la Asociación Meteorológica del Sureste (AMETSE), en épocas como la actual las horas de sol superan con mucho a las nocturnas, de forma que no da tiempo para disipar el calor acumulado durante el día. Durante las dos últimas semanas de este mes Almería ha pasado de tener noches ‘tropicales’, cuando las mínimas están entre los 20 y los 24 grados, a sufrir noches ‘ecuatoriales’, con mínimas superiores a los 25 o 26 grados, que se hallan por encima del umbral del sueño, límite que impide conciliarlo.
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