Si hay una receta tradicional que atrae a innumerables visitantes
hasta establecimientos situados en las inmediaciones de Turre y
Mojácar es la de los caracoles. Recetas con este
molusco como protagonista que tienen su origen tiempo atrás pero
que, a tenor de los últimos descubrimientos arqueológicos que se
han dado en la zona, se podrían remontar a una época muy anterior a
la que cualquiera podía imaginar.
Todo después de que
las últimas excavaciones realizadas en el yacimiento de Mojácar la
Vieja hayan puesto al descubierto de nuevo restos de caracoles dentro
de una olla que llevaba siglos oculta en una cocina del asentamiento mojaquero de los siglos XII y XIII.
Así,
la olla hallada con moluscos este mismo verano ha respaldado un
descubrimiento similar que tuvo lugar años atrás pero que por su
singularidad se trató con la cautela necesaria por si se debía, por
ejemplo, a que tiempo después un grupo de caracoles simplemente
decidió cobijarse bajo estos utensilios.
Este descubrimiento
no sólo choca por la conservación de los restos de esta comida
-entre otras- dentro de una olla sino porque, bajo dominio árabe y
según las creencias musulmanas, no estaba permitido degustar este
tipo de animal. Para uno de los responsables de las excavaciones
llevadas a cabo por Memolab, el doctor José María Martín Civantos, esto se debe a que, tal y como ocurre en la actualidad, en no pocas
ocasiones las preferencias y cuestiones culturales se imponen a las
religiosas.
“Nos planteaba problemas porque en teoría el caracol
no se consume dentro del mundo islámico y nos preguntamos si los
caracoles se había refugiado en esa olla ”, recuerda al hablar
sobre el primer descubrimiento. Ahora, tras un hallazgo similar
entiende que “en muchas ocasiones” la alimentación no sólo
depende “de la necesidad” sino “del gusto, es una cuestión
cultural”.
Resuelto este
enigma, la otra cuestión que queda en el aire es el porqué se
dejaron estos restos de comida dentro de la olla, donde ha
permanecido durante siglos. Más aún cuando todas las
investigaciones apuntan a que la ‘mudanza’ de la vieja Mojácar a
la actual fue paulatina. Entonces, ¿por qué alguien se dejaría la
comida en la mesa o la olla?.
Antes de responder a esta
cuestión, el doctor de la Universidad de Granada reconoce que descubrimientos como este
plantean “dudas” sobre ese abandono de Mojácar la Vieja aunque
no descarta que pueda deberse a cuestiones de carácter personal de
quienes vivían allí hace siglos. Por eso, ahora hay que llegar a al
conclusión de “si en algunos casos sí tuvieron que dejar su casa
de forma repentina o si por cuestiones personales o familiares
tuvieron que dejar la vivienda sin darle más valor a la comida”. Y
añade otra posibilidad mucho más terrenal. “Quizás los cacharros
estaban algo deteriorados y decidieron no llevarse esa olla o
fuente”, plantea.
Cordero, cuscús...
El de los caracoles
no ha sido el único descubrimiento relacionado con la gastronomía
que se ha producido en Mojácar la Vieja en los últimos años. A los
restos del molusco se le suman otros hallazgos como el de una fuente
con restos de un tallín de cordero que según el investigador “nos
habla de la forma de preparación de los alimentos, de la dieta, de
la gastronomía… Y al lado del tallín había una cuscusera, una
especie de olla para cocer al vapor el cuscús”, añade.
Ante estos
descubrimientos, Martín Civantos no puede ocultar que “Mojácar la
Vieja no deja de sorprendernos en cada una de las campañas”. A la
vista está que, incluso los hallazgos más pequeños, pueden decir
mucho de nuestros antepasados. Tanto, que pueden descubrirnos
tradiciones y preferencias gastronómicas que han llegado hasta
nuestros días, como ese plato estrella que hace siglos fue y en
pleno 2023 sigue siendo protagonizado por el caracol.
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