En marzo de 2015, Ana Pomares Ruiz (1928-2023), una malagueña de nacimiento y vecina de Algeciras, asistía a una jornada de memoria sobre la guerra civil en Málaga. El lugar del acto, el IES Carmen de Burgos de Huércal de Almería. Celebraban el IV Encuentro de Testimonios: La guerra civil en Andalucía oriental. Tras la ponencia de la historiadora malagueña Maribel García Ruiz sobre ‘La guerra en Málaga y la carretera de la muerte’, entre el público apareció Ana, con su virilidad para decir en voz alta “Yo iba en aquella carretera”.
El coordinador de aquella iniciativa, el profesor e historiador Fran Martín, inició una amistad singular con esta octogenaria malagueña toda vez que año tras año, Ana seguía contando su historia en otras ediciones del mismo proyecto educativo, como en el VII Encuentro de Testimonios: Los niños de la guerra de España, con el que consiguieron el Premio Nacional de Acción Magistral 2018.
Pero más allá de ello, Ana y Fran forjaron una amistad verdadera y buena entre los dos, hablaban a diario y el almeriense decidió entrevistarla más en profundidad para iniciar la posibilidad de escribir su historia en un ensayo histórico de investigación que vería la luz en septiembre de 2019, ‘La guerra en mis ojos. Los cuatro exilios de Ana’. En el libro de su vida estamparon su firma como colaboradores historiadores de la talla de Paul Preston, Julián Casanova, Mirta Núñez-Díaz Balart, Encarnación Barranquero Texeira y Eusebio Rodríguez Padilla. Fruto de la publicación, Ana acompañaba en las multitudinarias presentaciones, Algeciras, Almería, Málaga, Adra,… y poco a poco fue haciéndose un huequecito en las reivindicaciones sobre el crimen de la Desbandá.
Los medios de comunicación tanto de ámbito nacional como regional y local quisieron conocer la historia de Ana, que estuvo concediendo entrevistas durante los últimos años de su vida casi hasta el final: laSexta, Telecinco, Canal Sur, Interalmería TV, Onda Algeciras, el diario ‘El País’, la revista ‘Muy historia’, fueron algunos de los amplificadores para que la historia de que Ana llegase a un lado y otro tanto de los Pirineos como del Atlántico. Hasta Australia llegó la historia de esta niña malagueña, superviviente de la carretera de la muerte y de otros tantos exilios más.
Con el devenir de los acontecimientos, ‘La niña de mis ojos’ comenzó a ser la abanderada de la salida cada mes de febrero de las Marchas Integrales por la Desbandá y acompañó a los que caminaban por la memoria de las víctimas de la carretera de la muerte. Ana volvió al camino para seguir recordando lo sucedido en febrero de 1937, colaboró activamente y con pasión con la Asociación Cultural La Desbandá, también con el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar o con el mismísimo Instituto de la Mujer, junto a la Ministra de Igualdad Irene Montero y a Taty Almeida, una de las famosas Madres argentinas de la Plaza de Mayo. Conoció a la cantante Rozalén y su libro también fue leído por Javier Aroca, entre los miles de lectores de su historia.
Por los institutos Ana recorrió los institutos de Andalucía contando a los jóvenes su historia, fue homenajeada en reiteradas ocasiones, por el Ayuntamiento de Torremolinos, por el programa de Canal Sur ‘Centenarios’. Acompañó con ilusión a Fran Martín al estreno del documental ‘El paseo de los canadienses’ en el Cine Albéniz de Málaga, conoció a Joaquín Durán, el director de Canal Sur, la mismísima embajadora de Canadá en España la inmortalizó aquella noche en su Málaga natal. Hasta pudo participar en el I Congreso Internacional de la Desbandá en Mollina (Málaga).
Ana había encontrado una forma de llenar el final de su vida de memoria, amistades e ilusiones en torno a la defensa del recuerdo de la Desbandá y sus recuerdos y vivencias de la guerra de España. Colaboró con otro libro de niños de la guerra gracias a Fernando García Arévalo. Y también ayudó a estudiantes de periodismo y de historia concediéndoles varias entrevistas para trabajos universitarios.
A finales del pasado septiembre, Fran Martín presentaba en Padules su nuevo libro ‘Me verás cruzar el Ebro’. Ana volvió a acompañar a su incondicional amigo, fue su último bolo, la última vez que narró sus recuerdos de la guerra a la sociedad. Al día siguiente comieron juntos, durante la comida ella le fotografiaba entre risas. Fue la última vez que pude estar con ‘La niña de mis ojos’.
El pasado 13 de noviembre, Ana partió hacia su último viaje, sola, en silencio, sin hacer ruido; hasta para irse fue una señora. Su triste pérdida ha retumbado en el mundo memorialista en general, y en el de la Desbandá en particular, puesto que Ana, durante estos ocho años y medio se había convertido en una de las voces más autorizadas sobre supervivientes de la guerra y la represión franquista. Vuela alto, pequeña Ana, ‘La niña de mis ojos’.
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