Como si hubieran tenido una bola de cristal o se hubieran metido en la cama con el ministro Guindos, un grupo de vecinos de etnia gitana de la barriada cuevana de Las Herrerías invadieron 64 viviendas pertenecientes por hipoteca fallida a Bankia, solo unos días antes de que el Banco de España hubiese intervenido a la entidad financiera.
El grupo de vecinos, que pertenece a una colonia chabolista en la misma pedanía, han aprovechado que las viviendas de Bankia de la urbanización Sequoia llevan seis años desocupadas y sin puertas en algunos casos para irrumpir en ellas por la fuerza.
Desde Bankia, anegada de problemas y con riesgo de ser nacionalizada, no puede, por ahora, expulsar a los espontáneos inquilinos a la espera de iniciar un protocolo de desalojo.
Desde el Ayuntamiento cuevano tampoco se ha adoptado ninguna decisión a la espera de que sean los propietarios quienes denuncien y actúen. Los okupas de esta urbanización compuesta por tres edificios sin estrenar y deteriorados por el abandono, han alegado que viven en unas barracas en serio peligro al estar sobre una antigua zona minera y que desde la Administración no les han dado ninguna solución de realojo. La urbanización Seoquia fue construida en 2006 con piscina incluida, en plena efervescencia del ladrillo. Pero la compañía promotora no encontró compradores y no pudo hacer frente a la hipoteca de Bancaja que posteriormente se integró con Caja Madrid convirtiéndose en Bankia, la entidad que está ahora en el ojo del huracán financiero de toda Europa.
El resto de vecinos de la barriada también han puesto en conocimiento del Ayuntamiento los problemas que puede acarrear el traslado de los vecinos a unas viviendas que no tienen luz ni agua y que puede convertirse en un nuevo foco de problemas de salubridad. Ahora, la barriada vive un continuo trasiego desde la parte alta a las viviendas de Bankia.
Hace varios años que junto a esa primitiva iglesia, aún en buen estado, ha ido medrando una colonia de chabolas y casas prefabricadas en una depresión tras los montes.
Allí malviven en una condiciones insalubres sin los servicios más elementales y sobre unas antiguas galerías mineras que acrecienta el peligro de derrumbes.
Las Herrerías es hoy una barriada donde residen unos 300 habitantes, más de la mitad de etnia gitana, rodeados de campos de lechuga, tomates y brócolis y de balsas de riego.
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