“Han sido un símbolo de Almería, como lo puede ser el Indalo para
Mojácar”. Así lo recuerdan sus creadores: Carlos Abad y Filomena
Faba, los fundadores de ‘Ánforas de Mar’ quienes han vendido miles de artículos únicos esculpidos por el mismísimo
fondo marino desde el año 2000. Las piezas marinas únicas que han acompañado a los almerienses y sobre todo a los carboneros, desde hace más de una veintena de años ahora “se reinventa por causas de fuerza mayor”.
Filomena
recuerda que estas obras, entre las que destacaban sus ánforas
marinas, “cobraban vida” aprovechando el rechazo de vida marina
sobrante en el circuito de refrigeración de la Central Térmica de
Carboneras y conduciendo este sobrante a través de tuberías
submarinas hasta sus piezas. Un proceso que además de ser sostenible
nació como alternativa al expolio marino para conseguir obtener
piezas con apariencia de tener más de 2.000 años de antigüedad, hasta entonces la única forma de conseguir ánforas con
vestigios de su vida en el fondo del mar.
Pero el cierre de la
térmica ha obligado a los carboneros a reinventarse y ha provocado
que las últimas 10.000 piezas sumergidas sean aún más únicas si
cabía, ya que son las últimas obras que comercialicen y
expongan estos carboneros.
Así estas últimas 10.000 obras se
pueden disfrutar en un ‘Show Room’ destinado a su exposición y
venta. Ubicados en la avenida de Garrucha con más de 400 metros
cuadrados de sala, Anforas de Mar, abren sus puertas a todo aquel que quiera guardar
un último recuerdo de este icono almeriense. “Trabajamos bajo cita
previa, pueden contactar con nosotros a través de nuestra web”, explican desde la entidad.
La pregunta es
obligada: ¿Qué será de ‘Ánforas de Mar’ cuándo se vendan las
piezas que quedan? La empresa carbonera promete reinventarse y
continuar su actividad y vendiendo esculturas y ánforas antiguas con
diferentes procesos de elaboración: de barro refractario o
volcánicas...”aunque sí, nuestra seña de identidad y nuestras
piezas más famosas desaparecerán” confirman con cierta nostalgia pero con un nuevo proyecto por delante.
Así estos últimos 10.000 afortunados en adquirir una de estas piezas decoradas por el mar
conseguirán una pieza con un valor añadido extra. La opción de
tener en su poder un artículo que ya será imposible de conseguir antes
de 3000 años, que son los necesarios para que de forma natural la
vida del fondo marino se reproduzca en los objetos vertidos en él y otorguen esta belleza única y singular.
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