A la conocida Balsa del Sapo, de Las Norias, le brotan balsas hermanas por las distintas cañadas del municipio de El Ejido. Primero fue la inmensa balsa situada a las espaldas del Centro Comercial COPO, en un punto en el que confluye el final de la cañada de Ugíjar y empieza la cañada de Cabriles. Y ahora el acuífero superior ha vuelto a brotar en otro lugar de la localidad, en tres puntos distintos de la cañada de Onayar, aumentando la familia de balsas nacidas de la mano del hombre y al abrigo del movimiento y extracción de tierras.
La cañada de Onayar corre paralela a poco más de mil metros de la carretera de Guardias Viejas. En la cañada, en apenas unos pocos kilómetros hay tres espectaculares moles de agua, ocultas entre el laberinto de invernaderos característico de la zona. La balsa situada más al norte es perpendicular a la subasta de Agroponiente Guardias Viejas y la ubicada más al sur está en línea recta con Mercados del Poniente (Alhóndiga La Unión).
A través de la abundante cartografía digital que dibuja todo el planeta, en distintas web, es posible ver la evolución que han tenido estas tres balsas en los últimos años. En 2007 las balsas eran pequeñas, solo en las zonas más bajas había agua. Sin embargo, en 2011 el satélite dibuja ya una silueta similar a la actual, multiplicando por varios dígitos su tamaño. Las fotografías que aquí aparecen son de esta pasada semana, mayo de 2012, y en ellas se aprecia cómo el agua ha ocupado los huecos, hoyos y barrancos creados por máquinas excavadoras de tierra, que se ha utilizado durante lustros para la construcción de nuevos invernaderos.
Según comentan a este periódico algunos propietarios de invernaderos colindantes, “aquí una empresa quiso tapar hace unos años la balsa del norte, con basuras, pero amenazamos con que iríamos a Madrid a denunciarlo y afortunadamente no lo han hecho”.
Cazadores furtivos
Esos mismos agricultores denuncian que han acudido cazadores furtivos a las balsas, atraídos por la nueva fauna que ha proliferado a su alrededor. Es fácil comprobar in situ el gran número de aves y patos que viven en este nuevo ecosistema.
La cañada de Onayar y sus tres grandes balsas están a unos 32 metros sobre el nivel del mar. Por eso, han sido las últimas en surgir de esta gran familia de pantanos artificiales que hacen que El Ejido se parezca a un gran queso gruyere. Primero nació la balsa del Sapo, a 24 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente; después su hermana gemela, en la confluencia de las cañadas de Ugíjar y Cabriles, ubicada a unos 28 metros sobre el nivel del mar; y hace muy pocos años las balsas de Onayar, a unos 32 metros. Ahora LA VOZ da testimonio de su existencia, desconocida para la mayoría.
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