Desde
el pasado 31 de octubre la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate
DIDUGAL del Almanzora, con sede en Olula del Río, trabaja “de sol
a sol” en la Comunidad Valenciana, tras la devastadora DANA que
causó estragos en numerosas localidades de la región.
Formada por cinco miembros, la unidad canina se ha desplazado para colaborar en la localización de
fallecidos en las áreas más afectadas por las lluvias torrenciales
y las inundaciones. Todos tienen una amplia experiencia en este tipo
de intervenciones y están altamente cualificados para trabajar en
situaciones de desastre.
Sin embargo, a pesar de la
preparación, Vicente uno de los efectivos del equipo asegura que la
experiencia vivida por los miembros de la unidad ha sido
profundamente impactante. "Estar allí es algo que no se puede
describir con palabras. La magnitud de la devastación, el caos, la
desesperación de la gente, el desastre… no tiene nada que ver con
lo que se ve en las noticias. Los coches están apilados unos encima
de otros, arrastrados por la fuerza del agua. No hay forma de
entender cómo el agua pudo hacer eso", relataba emocionado.
DIDUGAL sigue trabajando
intensamente en las zonas más afectadas, como Paiporta, Catarroja y
Torrente. La búsqueda de fallecidos continúa y, a medida que se
revisan las denuncias de personas desaparecidas, la unidad se
traslada a áreas específicas para intensificar las labores de
rescate.
La unidad recibió un llamado urgente desde la Comunidad
Valenciana, concretamente de los equipos de Protección Civil de la
zona, que conocen a los miembros de la unidad debido a su experiencia
en simulacros anuales y otras colaboraciones previas. Desde DIDUGAL recuerdan que "la función de los
perros en estas intervenciones no es inmediata. No son muy efectivos
hasta que no han pasado entre 3 y 5 días desde el siniestro, ya que
el olfato canino necesita tiempo para rastrear los cuerpos". En
sus primeras intervenciones, los miembros de la unidad se
concentraron en la búsqueda en los cauces de ríos, barrancos y
zonas donde el agua había acumulado sedimentos, buscando posibles
cadáveres atrapados.
Vicente ha relatado cómo fue el trabajo inicial en Utiel, una de
las primeras localidades a las que se desplazaron. "Trabajamos en una zona cercana a la acequia que desagua hacia
Valencia, donde se había registrado la presencia de vehículos
sumergidos. Sin embargo, aún era muy pronto y no encontramos nada en
esa área", explicó . La búsqueda, según el miembro de la
unidad, es un trabajo arduo y minucioso, ya que los cuerpos pueden
estar atrapados en cualquier punto de los cauces o bajo capas de
barro y escombros.
La unidad decidió entonces desplazarse hacia Chiva, una localidad
donde las condiciones eran más favorables para el trabajo de los
perros. En Chiva, la unidad pudo intensificar su labor y avanzar en
las búsquedas. La coordinación con los equipos locales y otros
cuerpos de seguridad fue clave para poder realizar el trabajo de
manera más efectiva.
Oleadas de Solidaridad
"Lo que nos impactó profundamente no fue solo el nivel de
devastación, sino la solidaridad de la gente", comenta
Vicente. "A pesar de haberlo perdido todo, la gente se acercaba
a nosotros para ofrecernos ayuda, abrazos, lo que tuvieran. Eso te
hace sentir que, en medio de tanto dolor y sufrimiento, la humanidad
sigue presente".
La solidaridad no solo se percibe entre las
personas afectadas, sino también entre las unidades de rescate que
trabajan en conjunto, compartiendo recursos y conocimientos. El trabajo en condiciones extremas no está exento de riesgos. En
el caso de Vicente, uno de los miembros de la unidad, el trabajo en
el terreno le ha pasado factura.
Condiciones adversas
"Las condiciones son muy difíciles. Hay que tener en cuenta que las zonas en las que estamos trabajando son extremadamente peligrosas. Vamos con unidades de Policía Nacional y voluntarios de Barcelona para asegurarnos de que podamos acceder a las áreas más afectadas sin poner en riesgo nuestras vidas. Además, los perros son fundamentales para poder realizar un rastreo efectivo en lugares donde las condiciones son extremas", señaló Vicente.
Mientras colaboraba en la búsqueda
en la autovía, sufrió una caída en medio de un amasijo de hierros
y lodo, lo que le ocasionó una fractura en el peroné. "Fue un
accidente mientras transitábamos una zona peligrosa, con escombros y
mucho lodo. En ese momento me tropecé y me partí el peroné",
explicó Vicente. A pesar de la lesión, Vicente sigue en contacto
con sus compañeros a través del teléfono, ayudando en la
coordinación del equipo y supervisando las operaciones a distancia.
Se encuentra a la espera de ser operado, pero su compromiso con la
misión sigue siendo total.
La colaboración entre diferentes unidades es vital en situaciones
de esta magnitud. Según Vicente, "es importante recordar que en
España hay muy pocos perros rastreadores de cadáveres, y por eso la
colaboración entre unidades es fundamental. Cuando trabajamos con la
Policía Nacional, los voluntarios y otros equipos de rescate,
podemos dirigir a los perros de manera más eficiente y asegurarnos
de que no se pierda tiempo en zonas que ya han sido revisadas".
Además, la situación de las víctimas es incierta. "No nos
dicen nada oficialmente sobre las cifras de fallecidos o
desaparecidos. Pero, desde nuestro punto de vista, si hay miles de
desaparecidos y más de 200 fallecidos, las cifras no cuadran. Las
víctimas deben estar concentradas en zonas muy específicas, porque
si no, los drones podrían haberlas localizado. Sin embargo, no ha
sido así, y eso nos hace pensar que estamos ante una situación muy
compleja", indicó Vicente.
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