Diseñados originariamente para asustar a los pájaros y evitar que dañen los cultivos, los espantapájaros han pasado a tener una carga simbólica de misterio y terror, lo que los ha hecho populares en el ámbito de historias de miedo o decoraciones de Halloween.
Imitando figuras humanas, vestidas con ropa vieja y con los brazos extendidos, estos iconos se han convertido en uno de los grandes reclamos turísticos de un pequeño municipio de la provincia de Almería, donde por segundo año consecutivo se ha llevado a cabo una exitosa iniciativa que está llenando de visitantes los fines de semana otoñales en este pueblo.
Si Granada tiene en Soportújar al 'pueblo de las brujas', Almería cuenta desde hace un año con su 'pueblo de los espantapájaros' en una pequeña localidad de apenas 237 habitantes, según los datos de 2023 del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
‘Don Espanto’, llamado así porque se le abrían las piernas y se le caían los brazos, asustando a sus jóvenes creadoras; ‘Corralito’, situado en la calle Corralón; ‘Ventura’, bautizado con este nombre en recuerdo de un antiguo trabajador de las minas del que decían que era ‘El tío del saco’ para asustar a los niños, y así hasta un total de 27 espantapájaros, cada uno con su nombre y su historia, accesible a través de un código QR, decoran las calles del municipio de Bacares, el más alto de la sierra de Los Filabres y el segundo con mayor altitud de la provincia de Almería.
Se trata de una iniciativa que va por su segundo año, que se ha repetido y ampliado después del impactante estreno que tuvo el otoño anterior, y que sirve como reclamo turístico para llenar de vida este pueblo del Valle del Almanzora e impulsar su economía.
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