“He recibido y he aprendido tanto de ellos que soy yo la que está agradecida. No lo cambio por nada”. Así de convencida se muestra Isabel; una mujer almeriense que hace 9 años, cuando tenía 33, acogió en su casa de forma permanente a dos hermanos de 8 y 7 años. Lejos de sentirse abrumada, vive feliz de haber dado el primer paso hacia el acogimiento familiar y anima a otras familias a hacer lo mismo.
“Hay niños que necesitan la seguridad y el amor de una familia. Si yo pudiera, me llevaba a todos conmigo”, bromea. Actualmente en la provincia hay 116 familias acogedoras con las que conviven más de 150 menores del sistema de protección, apuntan desde la Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía.
Las familias “tienen la guarda, pero la tutela es de la Administración”, recuerda Mari Carmen González Fernández, responsable del programa de acogimiento familiar de Cruz Roja. Institución que colabora con Salud y Bienestar Social para hacer realidad este programa en Almería.
Dar respuesta
La iniciativa trata de dar respuesta a las necesidades de niños que no pueden ser atendidos adecuadamente por sus padres o tutores mediante su integración temporal o indefinida en otro núcleo familiar en el que puedan recibir la atención que necesitan.
Cariño, seguridad, protección e incluso otros hermanos son sólo algunas de las cosas que se llevan en la mochila los acogidos. Niños como los que entraron en casa de Isabel y su marido Rafa.
“De casualidad”
“Aquí tienen su casa. Ahora y siempre que quieran”, ratifica él, que no teme, en absoluto, la mayoría de edad de los que ya considera como sus hijos. Ellos le llaman papá y, aunque saben que tienen una madre biológica a la que ven periódicamente, y para ellos es importante, su familia “es la de Isa y Rafa”. Este matrimonio, que no podía tener hijos, llegó de casualidad al programa de acogimiento. “Fui al Ayuntamiento a conocer qué posibilidad tenía de acoger un niño extranjero durante un mes o dos de verano”, recuerda Isabel. Le propusieron acoger niños de aquí y por más tiempo. No se lo pensó.Ni siquiera cuando les ofrecieron un grupo de hermanos. “Se necesitan familias para acoger a hermanos”, reconoce la responsable del programa de Cruz Roja. Mari Carmen González recuerda que la familia acogedora nunca está sola, el apoyo de la institución es constante.
Y si Rafa tuvo claro que se quedaba con los dos hermanos nada más ver a niño, que en marzo cumplirá 18 años, su mujer se reserva como el mejor momento de muchos, “el primer abrazo de buenas noches”. “Hay que vivirlo”.
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