Concha Campoy tiene seis nietos y “una en camino, si Dios quiere”, pertenece al club de mayores de Santa María del Águila y ha vuelto al ‘cole’. Julio Gutiérrez tiene tres nietos, “el mayor se llama como yo”, es socio del club de mayores de Pampanico y también ha vuelto al ‘cole’.
Concha y Julio son dos de los numerosos mayores de El Ejido que acuden a la Escuela de Abuelos. Una iniciativa puesta en marcha por la concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento ejidense “para ayudar a orientarlos en su tarea de educar a los nietos en estos tiempos tan difíciles en los que vuelven a ser el sostén de las familias logrando conciliar la vida laboral y personal de sus hijos cuidando a sus pequeños”, explica la concejala de Servicios Sociales, Julia Ibáñez.
Principales dudas
“¿Cómo hago para que se tomen en serio mis castigos?, ¿cuánto tiempo deben ver la tele o estar en Internet?, ¿cómo consigo que me cuenten sus cosas?... son cuestiones que los abuelos nos plantean y que nosotros intentamos analizar”, detalla Mª Ángeles Fernández, técnico y psicóloga de Servicios Sociales, quien destaca la importancia de que exista una constante comunicación entre abuelos y padres a la hora de educar a los niños.
Concha cuida de sus nietos, sobre todo, los sábados y durante el verano, la Escuela de Padres “nos ayuda a educarlos y comunicarnos mejor con sus padres. Con mis hijos yo estaba trabajando y no tenía mucho tiempo para ellos, ahora con mis nietos sí, pero los tiempos han cambiado mucho y la calle es muy dura, por eso, y sobre todo para aquellos abuelos que se pasan el día con los niños, es tan buena la Escuela de Abuelos porque les ayuda a entenderlos mejor y a saber más cosas. Yo, por ejemplo, tengo Facebook, pero es mi nieta de 14 años la que me dice qué tengo que hacer, dónde tengo que darle al ordenador, y en la escuela esas cosas también te las van enseñando”, explica Concha.
El abuelo Julio
Julio y su mujer Rosa son unos alumnos de matrícula, y ya conocen el temario tanto de ‘Educando a los Nietos’ como el que se ha introducido para este año sobre drogodependencias. Julio cuida, sobre todo, a su nieto Mario, tiene tres años y “sus padres lo dejan por la mañana en la guardería, a la una lo recogemos, echa una siesta y ya está toda la tarde con nosotros. Es un pintilla”, dice el abuelo mientras su cara se ilumina con la sonrisa más orgullosa del mundo.
Julio y Concha son solo un ejemplo de la importante labor que están realizando los abuelos con sus nietos en la actualidad, pero ellos no son infalibles, aunque así lo pensemos, y también tienen dudas y miedos que gracias a la Escuela de Padres logran solucionar para seguir siendo nuestros mejores abuelos.
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