La iglesia parroquial de San Agustín abrió sus puertas para que iniciara, a partir de las nueve de la noche, Estación de Penitencia y posterior Carrera Oficial la Real e Ilustre y Franciscana Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Redención en su Sagrado Descendimiento y María Santísima del Consuelo, tras el juramento de silencio realizado por los nazarenos de esta cofradía conocida popularmente como ‘Hermandad del Silencio’.
Con una perfecta y dificultosa salida del paso de misterio dirigido por su capataz, José Alejandro Suárez, y asistido por Antonio Jesús Carlos y Antonio Jesús Gálvez, inició su caminar por la Rambla de Alfareros acompañado por la Capilla Musical ‘Nuestra Señora de la Consolación’, de Granada, seguidos por los ciriales anunciando la proximidad del Cristo de la Redención.
La Cruz parroquial, escoltada por dos ciriales, iniciaba el tramo del palio que, con cirios elegantemente situados en la cintura de los nazarenos, iluminaban la cálida noche del Jueves Santo.
“El Jueves Santo es el día del Amor Fraterno, de la institución de la Eucaristía en la presencia del Señor en medio de nosotros, dándonos esperanza y animándonos a la entrega”, señaló Francisco Escámez, consiliario de la Hermandad de la Soledad, que se encontraba a las puertas de la iglesia parroquial de Santiago junto a los miembros de la cofradía decana de Almería.
En la Puerta de Purchena, numeroso público en silencio y con miradas orantes presenciaba la bellísima imagen de María Santísima del Consuelo, que bajo su original palio de diez varales se adentraba en el casco histórico de la ciudad, para hacer la Estación de Penitencia.
La Virgen lució por primera vez en su fajín la Cruz al Mérito de la Guardia Civil que el comandante Guillermo Visiedo le donó a la imagen realizada por Castillo Lastrucci, durante la celebración de una solemne Eucaristía celebrada el pasado día dieciseis de marzo.
En la presidencia, y junto al comandante Guillermo Visiedo, se situaron el consiliario de la Hermandad y párroco de San Agustín, José Juan Alarcón Ruiz, el hermano mayor, Francisco López Moya, y David Valverde.
La saeta se pudo escuchar en distintos puntos de su itinerario, siendo una de las más destacadas la interpretada por el magistral saetero Antonio García, Niño de las Cuevas. Una saeta con letra de Antonio Machado, que cambió por toná, y que de forma espontánea el público aplaudió por su belleza.
En el mismo punto del Bar Puga, Ana Mar García interpretó su oración cantada a la Santísima Virgen del Consuelo, para rápidamente desplazarse junto al Niño de las Cuevas, hasta el municipio de Huercal-Overa, donde interpretarían saetas al Cristo de la Misericordia.
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