Mayo consume ya la mitad de las hojas de su calendario y con el, la mitad de las comuniones que se celebran cada año por estas fechas. Casi todas las parroquias de Almería tienen comuniones estos fines de semana, unas más que otras, sin que haya un patrón definido ni estadísticas que lleven a sacar un titular de esos tan frecuentes hoy día. “La crisis no ha podido con las Primeras Comuniones”, pudiera haber sido uno de esos tantos.
La primera comunión significa muchas cosas, pero la principal e insalvable es la religiosa. Es la primera eucaristía del cristiano no adulto y una muestra del compromiso con la fe y con Jesucristo. Así se lo recuerda a última hora Noelia Heras a su grupo, nueve niños que esperan alineados a salir desfilando hacia el altar. Noelia es maestra de religión y catequista debutante; a estos nueve niños los recordará para siempre, “es un grupo muy especial porque también para mi ha sido mi estreno como catequista, son mis primeros niños y me emocioné mucho”, confiesa horas después de la ceremonia. Se abre la puerta, llega con prisa el sacerdote don Ignacio López y el inicio de la canción por el coro significa que ya no hay marcha atrás. Los familiares esperan a ver a su niño o niña y para ello ocupan los asientos que fueron sorteados el jueves anterior, dos por hijo, durante el ensayo general.
Porque además de la liturgia y compromiso de fe, la primera comunión es un ritual social, en el que los niños encuentran su papel protagonista en medio de familiares y amigos. Muchos de ellos esperan fuera al abrigo de una sombra, ya sea de un árbol o un camión trailer. Pero otros están en la iglesia, cumpliendo una especie de obligación familiar.
Es casi inevitable así que surja el alboroto y el párroco llega a llamar la atención e interrumpir la misa hasta dos veces. “No les pido a toda la gente que comparta mi misma fe, pero sí le pido respeto y silencio. No me importa que haya jaleo y se hagan fotos después de la misa, pero no antes. Es sobre todo por los niños, porque lo han estado preparando con mucha ilusión”, afirma el párroco tras el tumulto.
Acumulación de trabajo
Esta mañana de sábado ha tenido dos comuniones casi seguidas y acude raudo a su oficina para ver qué viene a continuación: un bautizo, la gente no se va de la iglesia y ya lleva un cuarto de hora de retraso. “No me queda otra”, afirma este joven sacerdote con resignación cristiana. Este año, este mayo, tiene a 85 niños haciendo su primera comunión pero el próximo espera 150. No hay crisis sin duda, aunque no haya conseguido recaudar los 17.000 euros que necesita para instalar el aire acondicionado.
La cantidad exacta de niños que están haciendo su Primera Comunión en Almería no está aún contabilizada. Las circunstancias de cada parroquia varían de acuerdo a la de los propios barrios sobre los que ejerce su jurisdicción eclesial. Así la de Virgen de Montserrat, rodeada de colegios ha tenido este domingo 9 niños y en cambio, en San Sebastián ha habido 25. Esta céntrica iglesia tuvo su última primera comunión de este curso.
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