La treintena de barcos palangreros de Carboneras que faenan al pez espada frente a la costa mediterránea están perdiendo miles de euros estos días por culpa de un intruso, el atún.
La historia no tiene desperdicio: resulta que los armadores solo pueden pescar aguja, no atún, al encontrarse en temporada de veda este último pelágico. Pero los atunes, hambrientos, se enganchan en jarcias y aparejos tendidos en el mar para robar la carnada produciendo un grave perjuicio económico a la flota.
Así lo relata el secretario de la Asociación de Productores, Simón Pérez, señalando que “los pescadores de Carboneras están que trinan, no saben lo que hacer porque por un lado no pueden pescar atunes y por otro, por sobreabundancia, este pez no deja que se pesquen agujas, es un contrasentido”. La mayoría de estos atunes de gran tamaño acaban muertos y en el fondo del mar con los restos de los aparejos entre los dientes.
Cada uno de los 32 barcos que estos días faenan frente a la costa de Valencia y Mallorca llevan una jarcia tendida de 50 kilómetros con 2.000 anzuelos para los peces espadas. Cada uno de estos aparejos armados con bolas, luces, anzuelos y corchos tiene un valor de unos 12.000 euros y es rara la jornada que no sufra importantes desperfectos.
Los pescadores de Carboneras empezaron a pescar al pez espada hace unas semanas justo cuando terminaron las fiestas del patrón San Antonio de Padua y tendrán licencia hasta el 30 de septiembre.
Tras ello tendrá que parar forzosamente, sin recibir compensación, durante octubre y noviembre. La pesca ancestral del atún, mediante palangre de superficie se ha visto reducida por imposición de la Unión Europa a los meses de mayo, junio y julio.
Para Pérez “desde que entró en vigor esta normativa en 2007 a la flota de Carboneras se le ha asestado un duro golpe y así es imposible sobrevivir”. Añade que “se ha demostrado que no es cierto que haya merma de atunes sino todo lo contrario, más de 300 atunes diarios tienen que tirar los barcos de carboneras porque no se pueden desembarcar y acaban pudriéndose en el fondo marino”.
La flota palangrera de Carboneras denuncia también que en los últimos años se han visto obligados a tener que vender cuota de atún a otras embarcaciones para subsistir.
Pérez señala que “con esta actitud se va a acabar el pescado fresco en Almería”. Señala que “no existe un reparto proporcionado de cuotas por parte de las autoridades, puesto que seis traíñas de otros puertos se llevan el 28% de la cuota y la flota palangrera de Carboneras, solo el 13% que suponen 600 toneladas, teniendo en cuenta que somos una flota artesanal de pesca selectiva”.
Los palangreros carboneros se han visto también afectados por la normativa europea que impide pescar atún a las embarcaciones con más de 24 metros de eslora, sin tener en cuenta que el aparejo es el mismo: una jarcia marrajera con 2.000 anzuelos.
Carboneras es un muelle dedicado principalmente a las capturas del atún y pez espada. Desde la Asociación de Productores consideran que en Europa no han sabido aún diferenciar la pesquería artesanal que ejercen los barcos de Carboneras y la que efectúan los barcos italianos y franceses con redes de deriva y jaulas que es una pesca no selectiva.
La sangría de los desguaces, los obligados periodos de veda y las restricciones en periodos de veda y aparejos ha hecho palidecer la principal fuente de ingresos del municipio almeriense.
El problema es que no se dan alternativas: más de dos tercios del término municipal de Carboneras está protegido como Parque Natural que limita la expansión residencial y hotelera, y por ende, la creación de un tejido laboral dentro del sector turístico. Un hecho que se ha neutralizado, en parte, con la actividad industrial de la cementera Holcim y la térmica de Endesa.
Los puertos almerienses han visto desguazar casi 50 barcos en los últimos cinco años con el fin de adecuar la flota a las disponibilidades reales de los caladeros. Para incentivar esta paralización definitiva de la actividad, las distintas administraciones han concedido en este periodo 16 millones de euros. Es decir que Bruselas ha subvencionado la construcción de nuevos barcos para la modernización de la flota y pocos años después ha vuelto a pagar la destrucción de esos mismos buques.
Jaque casi mate a los marrajeros La pesca artesanal almeriense se despeña: las últimas políticas comunitarias han velado por la supervivencia de los peces pero han olvidado al pescador. La flota de la bahía de Almería capital lo sufre, al gual que los muelles de Garrucha, Adra y Roquetas. Con los datos del último informe del sector pesquero de la Consejería de Agricultura y Pesca, Carboneras junto a Isla Cristina y Barbate son los municipios andaluces donde sus economías locales más dependen de la pesca. Carboneras aún mantiene el 20% de su PIB ligado a la actividad extractiva, aunque hace una década era el doble y varias décadas atrás, más del 50% de su riqueza provenía del mar.
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