“Jonathan tenía un plan para llevarse a la niña”

“Jonathan tenía un plan para llevarse a la niña”

Javier Pajarón
21:45 • 05 nov. 2013

El magistrado Jesús Hernández Columna, titular del Juzgado de Instrucción número Dos de Almería, reinició ayer la toma de declaraciones en el caso de Míriam Cuerda, asesinada en Fiñana en diciembre de 2012. Los últimos informes emitidos por la Policía Judicial de la Guardia Civil han desmontado la tesis de Jonathan Moya, presunto asesino, sobre la participación de terceras personas y apuntan a la existencia de mensajes de texto con el imputado por un delito de encubrimiento, Raúl Ríos.



A la vista de las investigaciones el juez decidió citar a declarar a nuevos testigos. Ayer prestaron declaración en la Ciudad de la Justicia de Almería la abuela de Míriam, Concha Rodríguez, y un tío de la menor. El objetivo de la prueba era reconstruir la secuencia de hechos en los meses previos al trágico suceso.



Moya visitó a Gema Cuerda y a su familia en la localidad onubense de La Palma del Condado unos meses antes del crimen. Según explicó Concha Rodríguez ayer al juez, en aquellos días ya sospecharon del joven vecino de Fiñana. “Desde un principio no era normal lo que pasaba (...) Gema no le apetecía venir a verlo a Almería y tampoco estaba de relación con ella, habían quedado como amigos, aunque seguía contactando con él”.





La familia de la pequeña onubense asegura que existía un plan premeditado para secuestrar a Míriam. “Obviamente había un plan con la niña, hay pruebas de que Raúl Ríos ha participado, se habla de un dinero y de un lugar donde escondía a la niña”, señala la abuela. No obstante, se sienten “descolocados” en cuanto al móvil, las intenciones del rapto.


Concha Rodríguez explicó al también al juez cómo se produjeron las conversaciones entre el tío de la pequeña y el propio Moya en las horas posteriores al secuestro, en un intento de recuperar a Míriam con vida. “Cuando se llevó a la cría, Jonathan sólo cogió el teléfono a la Guardia Civil en una ocasión, pero mi hijo sí contactaba con él y decía a Juan (nombre falso usado supuestamente por Jonathan Moya) que se entregara y que llevará la niña al cuartel”, expone Rodríguez. “Él respondía que estaba echando gasolina y que no estaba a la vuelta de la esquina”, quizás en un intento de entorpecer su búsqueda.





Ahora bien, esta  conversación permitió a los agentes realizaron una geolocalización del móvil de Moya y ubicar su posición en la comarca de Nacimiento, cerca del lugar donde se encontró el sospechoso una semana después y también el cadáver de la niña onubense de 16 meses.



Las testificales llegan después de que la Guardia Civil desestimara la existencia de terceras personas en el crimen, tal y como apuntó Moya en su última explicación. Los agentes creen que “mintió” cuando argumentó que el  rapto se realizó a petición de unos mafiosos procedentes del mundo de la prostitución.





Además, la instrucción aportó unos mensajes de Whatsapps entre Jonathan Moya y Raúl Ríos que, según la acusación, podrían implicar a éste últimos como conocer de los planes. Ríos fue detenido por la Guardia Civil como encubridor, aunque negó  su participación en el crimen y contacto con la niña Míriam. En primavera quedó en libertad con cargos por estos hechos.



Preguntado sobre estos mensajes, su letrado, Carlos Ferre, aseguró que “son inconsistentes” y “no coinciden en fecha y hora” con el momento de los hechos. El abogado almeriense afirmó que pedirá el sobreseimiento de los cargos contra Raúl Ríos, que permitiría también “limpiar su nombre”. Ríos está actualmente internado en un centro penitenciario de Murcia cumpliendo condena por un delito de violencia de género anterior al crimen de Fiñana



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