De “sin techo” a voluntario que los reconforta desde Cruz Roja

Daniel González fue uno de los cerca de 80 transeúntes que se atienden en el municipio

Las UES, Unidades de Emergencia Social, recorren el municipio para ofrecer alimentos, mantas e inclu
Las UES, Unidades de Emergencia Social, recorren el municipio para ofrecer alimentos, mantas e inclu
F. C. / M. A.
21:31 • 18 ene. 2014

Sintecho, errante, sin hogar, transeúnte... Muchos son los sinónimos que se pueden enumerar, pero cada palabra escrita corresponde a un nombre, unos apellidos, en definitiva, a una historia. Están a ras de asfalto por motivos bien diferentes, por la crisis, problemas afectivos, mentales o simplemente porque, como decía la canción, “la vida te lleva por caminos raros”.

Hay quienes dejan las etiquetas a un lado y no dedican su vida a buscar razones a la desgracia ajena. Aquellos que sí ponen nombre a cada una de las historias. Ellos son los voluntarios de Cruz Roja Roquetas de Mar que forman parte de las UES (Unidades de Emergencia Social).




Conseguir salir

Hace unos tres años Daniel González, natural de Barcelona, estaba inquieto e intentaba dormir en un banco del barrio del Parador de Hortichuelas, sobresaltado se despertó al  escuchar unas palabras : “Dani venimos de parte de una mujer que nos ha llamado diciéndonos que estabas aquí cada día, a ver si te podemos ayudar.”

Por motivos familiares González, de 34 años, llevaba dos semanas en la calle. Al revivir emociones pasadas describe esos días manteniendo cierta serenidad, pero con un nudo en la garganta. “El primer día es puro miedo, es el peor de todos, cualquier día lo vivías así porque no sabías qué te podía pasar, si te iban a pegar una paliza o te iban a robar”, cuenta.

El relato de su vida, es el relato de una vida francamente dura y parece que su cuerpo haya somatizado el dolor. Con 21 años sufrió un cáncer, problemas de epilepsia y auditivos. Pero resurge como el ave fénix. A pesar de lo que haría cualquier mortal, no se lamenta, ni se autocompadece, una y otra vez repite que lo que necesita es un trabajo.

Al hablar con él se escucha una voz de fondo, la de Gloria Josefa Rodríguez, es como si fuera una madre dando indicaciones. Y puede que en cierto modo haga las veces. Tras ese café que le hizo creer en la vida, fue la persona que le abrió las puertas de su casa y con ella comparte sobremesa y sofá desde entonces.

Pero hay alguien más en esa nueva familia almeriense. Hoy día gracias a Lina Espinosa, su faro guía, él también es voluntario de Cruz Roja. “Entré por Lina, ella empezó a ayudarme, a traerme comida, yo en esos momentos no tenía nada, yo aquí no tengo familia, no tengo a nadie. Particularmente le cogí mucho cariño, que te ayuden por las buenas te llega, a mí me llegó al corazón”. En ese momento ese “nadie” comenzó a desdibujarse.

Conociendo el terreno que pisa, día a día recorre las calles. Viendo el miedo en los ojos de sus iguales y deseando que esas historias algún día lleguen a converger. Daniel González se despide con un propósito, encontrar una ocupación que no requiera esfuerzo físico, por sus dolencias, y alabando la labor de las UES “ayudan sin mirar la cara de la persona o su piel”. Una clara invitación a ver más allá, a “mirar los ojos de la gente”.




Cinco años

El programa de Cruz Roja se desarrolla desde el 2008 con el propósito de atender a las personas que se encuentran en situación de desamparo, bien porque no conocen los recursos que tienen para salir de la calle o porque han decidido optar por esa formar de vida. De carácter provincial, la iniciativa se extiende a diferentes asambleas: Almería capital, Roquetas de Mar, El Ejido, Adra, Vera, Mojácar y Macael.

En 2012 la asamblea de Roquetas de Mar atendió un total de ochenta y cuatro personas mientra








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