“Son simplemente niños, nuestro futuro”. Iván Sokalchuk, ucraniano residente en la Urbanización de Roquetas desde hace poco más de un año, reflexiona sobre el futuro de su país de origen con tristeza en su mirada. “Hoy es Ucrania, ¿qué será mañana?”, se pregunta. Ese mañana, asegura, depende de los que hoy son los más débiles, “los más afectados, almas inocentes sin etiquetas nacionales, sin maldad, sin racismo. No son comunistas ni fascistas, no son políticos ni banqueros”.
Pensando en ellos, se ha embarcado junto a Iryna Berenic en la puesta en marcha de la delegación en Almería de la asociación Kalyna. Tienen experiencia, ya que fueron ellos mismos, cuando residían en Orihuela, quienes la pusieron en marcha en el Levante. Ahora tiene sucursales en varias ciudades y mantiene su actividad base en Alicante.
Acogida
Pero el cambio de residencia de Iván e Iryna no apagó sus inquietudes para lograr dar a conocer su cultura y apoyar a su país. Esa pequeña llama ha ardido en los últimos tres meses, al ser testigos en la distancia de las dificultades por las que pasa Ucrania. La madre de Iryna, de visita en Roquetas, “tiene miedo de volver y, aunque vino sólo para un mes, aquí sigue”, explica.
La estancia temporal en España puede suponer un soplo de esperanza para muchos de “los niños de la guerra - niños de Ucrania”, nombre escogido para el proyecto y “una expresión escalofriante”, apunta Iván. Como ya hicieran hace algunos años, la asociación Kalyna comienza a movilizarse para buscar familias de acogidas para los pequeños. “Sin inventar nada nuevo, proponemos a todos los que no se han quedado indiferentes que participen en la ayuda a los niños de Ucrania”.
Tanto Iván como Iryna trabajaron estrechamente con la embajada de Ucrania en España en años anteriores, y fueron los encargados de recoger a niños que llegaban para pasar el verano en acogida en Barcelona y llevarlos a sus familias, así como de mantener relación con ellos durante su estancia.
Pero lo que plantean ahora va más allá. El colectivo busca además crear un centro de rehabilitación y educación de los niños de Ucrania en España. “Decimos de Ucrania y no ucranianos, porque el proyecto da cabida a todos los que vengan de allí, sean de la nacionalidad que sean”, aclara Iván en referencia a sus compatriotas rusos.
Fondo
También se quiere organizar un envío de productos, frutas y verduras, ropa y calzado en centros infantiles ucranianos concretos. Iván hace alusión a la corrupción que sufre Ucrania. Por ello, explica, en anteriores envíos realizados desde la sede de la asociación en Orihuela, se realizaron los contactos con hospitales concretos, principalmente a través del alcalde de su ciudad de origen, Lvov, para hacer llegar medicamentos necesarios. Lo mismo se realizaría ahora con la intención de llegar a los más pequeños en centros educativos y orfanatos. “Garantizamos con documentación que llega a su destino”, dice.
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