La lucha vecinal contra el ruido no se reduce a los locales de copas o al botellón. Un pequeño animal también puede llegar a convertirse en la pesadilla de todo un barrio. Y es que no pensaban los vecinos del centro de salud Roquetas Sur que en pleno corazón urbano les robaría la paz y el descanso el canto de un gallo. “Toda la vida madrugando para ir a trabajar, y ahora que por fin podemos descansar, nos despertamos antes que nunca”, se lamenta una de las afectadas.
Y todos los vecinos consultados coinciden en que oyen perfectamente al gallo cantar de madrugada. Según comentan, empieza sobre las seis de la mañana, aunque puede cantar a lo largo de la noche, pero también en distintos momentos del día, por lo que se hace también imposible echar una siesta o descansar.
Desde el invierno
El animal vive en una casa particular del barrio de Puerto Sol por lo que son muchos los vecinos a los que despierta con su canto un día tras otro: los residentes de las calles Tiberio, Constantino el Grande, Cartagonova, Valeriano o Marco Antonio son los más afectados, hasta el punto en que describen la convivencia con el ave como insoportable.
Al parecer, la presencia del gallo en el barrio comenzó el pasado invierno, si bien ha sido este verano cuando los ruidos se han vuelto más molestos al mantener los vecinos las ventanas abiertas. Además, debido al calor que se vive en la calle, y en el propio patio de la vivienda, el animal pasa buena parte del día dentro de la misma. “Puede que esté desorientado y por eso canta a todas horas”, considera otro afectado.
Todos ellos se ven impotentes ante el problema, ya que no han logrado que el propietario atienda a sus ruegos para buscar una solución. “Hay muchos más animales en el barrio, incluso en la misma vivienda, pero sus ruidos no llegan a molestar. En cambio el gallo no nos deja pegar ojo desde hace tres meses”.
Incluso un tercer vecino asegura haber consultado en la Guardia Civil sobre la legalidad de mantener a un ejemplar como éste en plena ciudad, “pero tampoco me dieron una solución”.
Los vecinos comentan que quizá realizando una queja conjunta en el Ayuntamiento se podría instar al dueño a llegar a un acuerdo, aunque por ahora la única queja formal ha sido una denuncia pública en la página Fotodenuncia Roquetas de Facebook.
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