El dilema de renovarse o morir también es aplicable a tradiciones que datan de cientos de años de antigüedad. Es el caso de las carretillas que cada año se lanzan en varios municipios entre los que se encuentran Cantoria y Olula del Río, en el Valle del Almanzora.
La nueva normativa de la Junta para regular los festejos que requieran manipular pólvora o explosivos ha tenido en vilo ultimamente a los aficionados a estas fiestas, que han llegado a protestar de manera activa en casos como el cantoriano, cuando fueron desplazados del centro del casco urbano a zonas limítrofes.
Ahora las asociaciones de carretilleros de estas dos localidades almerienses se han unido para trazar juntas cuál será el futuro de estas populares fiestas. La semana pasada se produjo una reunión conjunta en la que se comenzó a trazar la hoja de ruta para mantener viva esta tradición.
Requisitos
En el encuentro se debatió, entre otras cuestiones, sobre esas obligaciones que los peñistas deben cumplir para celebrar esta fiesta como que todos los artículos de pirotecnia estén homologados o entregar las carretillas infantiles previa autorización de los padres, entre otras cuestiones.
Una de esas cuestiones que requerirán a los peñistas un mayor esfuerzo (también económico) es la obtención del certificado Creu. El certificado que declararía a los responsables de las peñas que lo posean como expertos en la manipulación de artículos pirotécnicos. Su consecución es imprescindible, ya que de este modo los directivos podrán luego impartir el curso (que previamente habría recibido de un ingeniero de minas) al resto de miembros de las asociaciones.
“Tanto con el Ayuntamiento como con la plataforma ciudadana por unas carretillas seguras se están tomando medidas para que no haya ningún problema”, manifiesta Ramón Fenoy, presidente de la Peña San Sebastián de Olula del Río, donde las fiestas están catalogadas de Interés Turístico de Andalucía. “Todo los años se han tomado medidas pero cada año que pasa deben ser mayores para que no se pierda la tradición”, añade. El coste para que entre ocho y diez miembros de cada asociación puedan obtener el certificado Creu es de “2.7000 euros para cada asociación”, según informa.
A buen seguro, a la reunión de la pasada semana le seguirán otras tantas para que todo esté en orden y las fiestas se adapten a los nuevos reglamentos establecidos. Lo importante es que los aficionados y vecinos puedan seguir disfrutando del sonido y el fuego de las carretillas, siempre bajo una total seguridad.
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