Zurgena

La casa de la hija del marqués de Lucena es ahora un hostal de lujo

Dos vecinos rehabilitan y adaptan una vivienda señorial construida a finales del siglo XIX

Fachada de la casa señorial con sus proprietarios
Fachada de la casa señorial con sus proprietarios
Guillermo Mirón
18:45 • 25 oct. 2015

“Una joya escondida en el corazón de Zurgena”. Así define un ciudadano de origen británico en una conocida web de búsqueda de hoteles los aposentos donde pasó una de sus noches durante su visita al Valle del Almanzora. Lo que quizás desconocía este visitante era la historia del ‘Hostal Marquesado’, la que tiempo atrás fue hogar de la mismísima hija del Marqués de Lucena. 




El edificio puede presumir de ser uno de los hostales más antiguos de la provincia y escenario de una ‘vendetta’ político-amorosa sin precedentes. Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, entre los años 1862 y 1896 cuando el menor de los siete hermanos que junto a sus padres conformaban una familia humilde y dedicada a la agricultura, Cristóbal García Egea, decide levantar un casa señorial que hiciera las veces de despacho. El camino hasta llegar ahí no fue fácil. El vástago de la familia tuvo que buscar un futuro mejor lejos de Almería, nada menos que en Orán (Argelia), entre otros rincones lejanos de su querida Zurgena. Sus dotes en la agricultura y sobre todo su buen hacer manejando la herencia que le tocó gestionar le erigió como una de las personas más ricas del norte de la provincia y, a la postre, alcalde de Zurgena.




Pero la ambición de Cristóbal García se verían aún más acrecentada en la figura de su hijo, Emilio García López, quien siguiendo los pasos de su padre también se labró un porvenir en la política. Para ello se marchó a Madrid (un viaje que por aquel entonces era toda una odisea) donde se convirtió en abogado. De buena presencia e inteligente en la negociación, apuntó incluso más alto que su padre.




Amor y venganza
Emilio, del Partido Liberal, se presentó a diputado por la circunscripción de Lucena (Córdoba). Pero enfrente tenía a un duro competidor: el Marqués de Tamarit, señor y cacique de la zona en aquel entonces. 
Pasó lo que era de esperar y el político zurgenero vio truncadas sus aspiraciones pero, ni corto ni perezoso, corrió a engatusar a la hija del marqués como venganza. Ella quedó locamente enamorada de Emilio y éste le sirvió la venganza en bandeja de plata a quien ya entonces era su suegro, que nada pudo hacer para evitar que su hija se marchase a Zurgena, a pesar de su disgusto.




Ambos vivieron en la casa que hoy, en honor a la marquesa Fuensanta Álvarez de Toledo, ha pasado a denominarse ‘Hostal Marquesado’. El edificio, que bien podría ser el escenario de una película de época con la trama que tuvo como protagonistas a los antiguos inquilinos, ha vuelto a la ‘vida’ recientemente. Lo ha hecho tras una inversión de 1,2 millones de euros que ha posibilitado una rehabilitación de la casa señorial que, sin embargo, guarda todo el encanto de lo que un día fue, ya que se mantiene fiel a la que mandó construir el padre de emilio, Cristóbal García Egea. Fernando Bonillo y María Dolores Molina son los responsables de que las puertas de esta casa, que preside la avenida principal de Zurgena, vuelvan a estar abiertas tras adquirirla en el año 2001.




“Hemos respetado toda la historia y arquitectura de la casa”, explica Fernando, que habla de la historia que guardan sus paredes con la misma pasión con la que vivió el aspirante a diputado su romance. El matrimonio es un enamorado de la casa desde el punto de vista histórico y arquitectónico. “Tenemos una amplia documentación del padre, alcalde, y del hijo que nos está costando mucho trabajo estudiar y en la que se demuestra su poder económico con pedidos como harina de Valladolid o de sombreros a Madrid”, relata.




“La compramos y al principio la queríamos para nosotros. Un inglés nos ofreció comprarla a los pocos días de ser nuestra...” aunque al poco tiempo Fernando y María Dolores pensaron en otra solución para las diez habitaciones presentes en la casa. Por cierto,  la historia de nobleza en la casa señorial no acaba de forma tan romántica como empieza. La marquesa regresó a Lucena tras la muerte de Emilio en una epidemia de gripe sin descendencia.





Temas relacionados

para ti

en destaque