“El olor tan especial de la playa de Almerimar no lo encuentras fuera”

La ejidense María José Navarro ha descubierto una nueva faceta profesional en Inglaterra

MARÍA JOSÉ NAVARRO en una de las playas británicas que suele visitar en su tiempo libre.
MARÍA JOSÉ NAVARRO en una de las playas británicas que suele visitar en su tiempo libre.
Alberto Cerezuela
06:00 • 04 dic. 2015

Bournemouth es una ciudad costera del sur de Inglaterra. Además, es un popular destino turístico por sus casi ocho kilómetros de playa. Allí vive María José Navarro, una ejidense que tuvo que emigrar para encontrar un trabajo en el que se sintiese realizada. “En el Poniente deambulé de empresa en empresa trabajando como auxiliar administrativo, pero la verdad es que no estaba a gusto”. Y de un día para otro, casi sin pensárselo, hizo las maletas y puso rumbo a esta ciudad situada a unas tres horas de autobús desde Londres. 

Primero estuvo en Southampton, trabajando como au-pair. “Comprendí que el inglés que nos enseñan en el instituto no sirve para nada”. Fue una buena experiencia pero no dudó en aceptar el consejo de dos amigos que le recomendaron mandar su currículum a un hospital de Bournemouth. Con ello, las puertas de un nuevo futuro profesional se le abrieron de par en par. 




Cuidadora
María José comenzó una faceta laboral que nunca se le había pasado por la cabeza, pero no se arrepiente, a pesar de la dureza del día a día. “Cada jornada te encuentras con cosas muy desagradables, ya que lo que hago es cuidar ancianos, pero me quedo con los buenos momentos”.

Estos empleos están muy valorados en Inglaterra, en parte porque los propios ingleses no quieren trabajar en lo relacionado con la sanidad. “Por eso los españoles estamos muy cotizados”, sonríe mientras detalla las peculiaridades de este sector allí. “Para trabajar como enfermero en un hospital no es necesario tener la carrera. Aquí cuenta mucho la experiencia que vas acumulando a lo largo de los años, al contrario que en España”. Y se aprende muchísimo.

“Jamás me imaginé a mí misma manejando una grúa para mover a una persona mayor, o poner un catéter a una señora...”.María José tiene un contrato de cero horas. Eso significa que si no trabaja, no cobra. No le garantizan ni siquiera un mínimo, pero cada semana supera lo equivalente a una jornada laboral completa. “Hasta me permito el lujo de decidir cuándo trabajar, y no me perjudica. Ahora estoy librando los lunes y martes”. 




Inglés forzoso
“Los ingleses son muy cerrados. Como no les pronuncies la palabra de forma correcta, no te hacen caso. Aunque la diferencia sea una simple letra. Nosotros tendríamos que hacerles lo mismo cuando piden una ‘cervezo’ en vez de una cerveza en los chiringuitos”.

Asegura que no es tan fácil aprender inglés. “Ojalá fuese llegar y besar el santo, pero se tarda en dominar el idioma”. Ella lo comprendió cuando le sucedió algo desagradable. Para ir a visitar a las personas que cuidan, María José se desplaza en bicicleta, pero un día tuvo un accidente en el que casi la atropella un coche. “Me partí un brazo y me destrocé el nervio. Estuve tres meses sin poner la mano. Me llevaron al hospital, sin pedirme ni DNI, y a los tres días estaba en casa y con todas las medicinas y atenciones que requería. Puedo decir que la sanidad funciona muy bien allí.




Clima  
A las cuatro de la tarde ya es de noche, y el invierno se hace muy duro. “Cuando llegué a El Ejido el otro día, lo primero que hice fue tomarme unas tapas con los amigos en una terracita. ¡No te imaginas lo que lo echaba de menos! El contrapunto es el verano, no te asas como en Almería”.  La comida no es problema para María José, porque hoy se puede encontrar cualquier producto en un supermercado de fuera, aunque más caro.

“Cuando visito a mi familia en El Ejido, aprovecho para cargar con productos como el jamón, embutidos, verduras, aceite de oliva... y el café de cafetera”. Pero no piensa volver, al menos por ahora. “Si me vengo, ¿qué hago? ¿otra vez de administrativo? No me apetece. Estoy aprendiendo mucho y el trato de las empresas hacia el trabajador me gusta mucho. Me siento valorada y continuamente tanto ellos como las personas que visito me dan las gracias. Eso tiene un gran valor para mí”. Pero la soledad se hace muy dura. “Aunque veo a mis padres cada semana a través de Skype. No es lo mismo pero los notas cerca”.




Playa  
Aunque no es muy playera, María José se acuerda mucho de las playas almerienses. “Echas de menos cosas que antes no apreciabas. En Bournemouth hay playa aunque no huele tan bien como la de Almerimar”.







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