Dicen que el Almería es diferente al resto... y se ha vuelto a confirmar. Empate de oro de los rojiblancos en el Fernando Torres frente a un Fuenlabrada que había hecho los deberes, pero no se acordó de que delante había un equipo con ese punto extra de calidad que marca las diferencias.
No hubo brillo, ni caudal de juego, no era el Almería que quiere José María Gutiérrez, ‘Guti’, y fruto de esa incomodidad llegaron los dos goles en contra. Sin embargo, esta plantilla no se rinde y levantó un duelo vital. El Fuenlabrada no tiene nada que perder este año y demostró que no es una casualidad estar en Play Off.
Un once que muerde, vertical, ordenado, tocó sufrir en el tramo inicial con una defensa inédita con la entrada de Valentine Ozornwafor. El peligro llegaba por banda sin que Fernando tuviera que intervenir.
El Almería se mostró indeciso, si bien en el tramo final se hizo con el balón para bajarle las pulsaciones al duelo. Demasiado espacio entre Darwin y los compañeros. Lazo cortocircuitado por el rival... Había que bajar al barro y trabajarse un resultado.
El partido se le fue, o al menos así lo dictaba el marcador, en menos de diez minutos, a los rojiblancos. Primero con un lanzamiento de esquina de Iribas rematado por Glauder a la red. La jugada que más le gusta al Fuenlabrada vuelve a aparecer. Tardó en recomponerse el cuadro almeriense del primer mazazo. Colocó Guti a Petrovic y Owona como centrales; mientras que Corpas y Martos ocupaban los laterales. Fue en una indecisión conjunta entre defensas lo que propició el segundo. Petrovic y Owona no aciertan a despejar y el más listo de la clase, Iván Salvador, hace el 2-0. Un resultado tremendo para los locales, que igualaban con el Almería en la segunda plaza, pero todavía quedaba fiesta por delante.
Sekou, Aguza y Coric entraron al campo. En una internada de la ‘Pantera’ en el área, Muñoz aprovecha el rechace para recortar distancias. Quedaba un cuarto de hora y al Fuenlabrada se le iba a hacer largo.
El árbitro dio cinco de descuento, los nervios a flor de piel, banquillos de pie esperando la última jugada. Y entonces apareció el rugido de Sekou Gassama. Centro magistral de Ante Coric que el senegalés remata a la red para hacer el 2-2. Se desbordó la alegría en la familia rojiblanca y en los más de doscientos aficionados que acudieron al Fernando Torres.
El punto extra de la calidad, de estar en el momento adecuado, de suerte, también valen en el fútbol. Seis jornadas sin caer con Guti en el banquillo y la sensación de que por muy mal que esté el Almería, alguna sorpresa dejará.
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