Ilusión sí, euforia no. La UD Almería tiene motivos suficientes para ser feliz, mirar con optimismo el futuro y soñar con lo más grande, que es un ascenso a Primera. Llegarán crisis, semanas en las que no aparezcan ni el buen juego ni los resultados, pero será entonces cuando Rubi y la plantilla recojan lo sembrado. Este grupo liderado por el técnico catalán empezó a labrar y trabajar el terreno en julio con el inicio de la pretemporada. El club, liderado por un Turki Al-Sheikh que ha ganado paciencia tras estos dos años, siguió firme en la apuesta por una persona que conoce la categoría, encajando en el modelo deportivo del presidente.
Con 31 puntos y liderando la categoría con solvencia, el aficionado siente no solo que puede ser el curso de la vuelta a Primera, sino que en situaciones delicadas este equipo se ha ganado un margen impresionante, una credibilidad solo al alcance de los elegidos para ir a la élite. Las cinco claves para que el Almería de Rubi asuste a los rivales y emocione a toda una provincia.
Plantilla
Algo más corta de lo habitual, lo cual también tiene sus riesgos, pero hasta el momento todo son ventajas. Todos han disputado al menos un partido en el once titular, excepto Juan Villar, que ha pasado gran parte de la competición fuera por lesión muscular y ahora en el hombro, y el almeriense Javi Robles.
Y son estos dos jugadores los que también escriben sus líneas en las catorce jornadas. No han sido tan protagonistas, pero tampoco se dejaron llevar en los entrenamientos. Un partido se empieza a ganar durante la semana y mantener el nivel top en las sesiones hace más fuerte aún al grupo. Samú Costa y Umar Sadiq lideran la tabla de minutos, si bien Rubi ha conseguido que nadie se sienta al margen.
Sistema
Aquí juega mucho la personalidad del entrenador. Dos derrotas en el inicio -Amorebieta y Ponferradina-, hicieron dudar del esquema del preparador rojiblanco. No se descompuso ni cambió el guion; mantuvo un modelo trabajado desde el verano, que había dado resultado en las primeras fechas, y que tenía -y tiene-, rédito. Con cuatro defensas, dos por delante en la labor de contención, dos extremos, un media punta más liberado y Umar Sadiq referente es el ADN del Almería hasta la fecha. El plan B también está en la libreta de Rubi porque los rivales acabarán resolviendo la ecuación y obligarán al Almería a hacer un cambio radical en su sistema de fútbol.
Eficacia
Con una media de dos goles por encuentro, este equipo es el terror de Segunda. El problema que se encuentra el adversario es que ya no solo es Sadiq, sino que ahora aparecen Sousa, Lazo, Ramazani, Robertone, Appiah... No hay dependencia del nigeriano. En total son 27 a favor, por lo que el contrario necesita al menos dos para puntuar y tres para llevarse los triunfos. También es importante que Fernando sea el meta menos goleado con 11.
Banquillo
Rubi ha sabido conectar al vestuario. Un entrenador que solventó las primeras dudas del campeonato defendiendo a sus hombres con una crítica constructiva. El mensaje ha llegado desde el primer día al deportista, cree en el modelo y los resultados, que al final es lo que pone y quita a los técnicos, acompañan. Firmó hasta 2023 con dos objetivos que van de la mano: ascender y consolidar un proyecto deportivo tan ambicioso entre los veinte mejores de España.
Despachos
Turki Al-Sheikh, Mohamed El Assy y Joao Gonçalves son los hombres clave en la cúpula del Almería. Después de dos años cayendo en el Play Off, también han aprendido de las exigencias de la categoría. De pregonar públicamente el mensaje de ascender a guardarlo en el cajón y no sacarlo hasta que llegue el momento crucial de la temporada. La paciencia y el adaptarse al estilo de España también ha ayudado a que este Almería dispare la ilusión entre su afición.
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