Tengo que reconocer que si al término del duelo del pasado domingo en Sevilla me hubiera mirado al espejo la cara que se hubiera visto reflejada en él debía de ser de autentico tonto.
Esta sensación de frustración se vio incrementada unas horas después al comprobar como el líder ganaba en San Mamés con muchos menos méritos atacantes que los nuestros en Sevilla y acumula nueve triunfos por 1-0 ó 0-1.
El fútbol es la conjunción de dos artes: el de defender y el de atacar. La mayoría de las victorias llegan por el camino del equilibrio entre ambas facetas del juego.
Es por ello por lo que ni los triunfos ni las victorias en el deporte del balompié se merecen, sino que son los goles a favor y en contra los que sentencian los partidos.
Análisis
Es verdad irrefutable que el Almería tuvo más ocasiones claras ante la meta rival que su oponente, pero también es evidente que para ganar en el Pizjuán era preciso hacer tres goles habiendo encajado dos, algo que muy pocos equipos son capaces de conseguir jugando lejos de sus feudos.
Creo que el Almería no defendió mal en Sevilla, Fernando sólo tuvo que detener un disparo con cierto peligro sobre su portería, pero dos errores no forzados e infantiles lo condenaron. El penalti no lo cometió Pozo sino que lo forzó el lateral contrario metiendo su pierna entre las del almeriense que picó. El segundo un error puntual en la marca del goleador Lamela.
Al Almería no le llevó a una nueva derrota el no aprovechar las tres ocasiones claras de que dispuso porque los rivales cumplieron con su cometido. El meta Dmitrovic con dos intervenciones prodigiosas ante Luis Suárez y el defensa Badé sacando bajo palos un gran disparo de Centelles.
Si los nuestros regresaron de vacío fue, como siempre, por las facilidades que damos en defensa ya que hemos encajado en todos los partidos lejos de nuestro estadio.
Balance
El Almería además no tuvo suerte en la jornada dominical ya que a las primeras de cambio se quedó sin dos de sus más firmes puntales, el lateral Akieme y el delantero El Bilal, ambos con sendas lesiones musculares que le van a impedir jugar la final del próximo sábado frente al Cádiz. Particularmente grave será la ausencia de El Bilal que deja sin pareja de baile a Luis Suárez porque si Ramazani ni Sousa dieron la talla en el Pizjuán.
El estar en puestos de descenso a falta de 13 jornadas no es de máxima urgencia, tampoco los 25 puntos que le hacen tener la décimo tercera plaza a sólo tres puntos, lo más preocupante son las sensaciones.
El próximo sábado el Almería comienza un playoff de seis partidos en el Power Stadium con la obligación de ganarlos todos vistos los alarmantes números que presenta fuera. Para conseguirlo necesitan que Almería se vuelque con su equipo. En el Power debe de haber más presión que nunca por parte de la hinchada indálica. Jugar con doce se antoja trascendental.
El futuro de la entidad rojiblanca está en manos de Turki y Mohamed El Assy en lo que a tomar posibles medidas correctoras se refiere y en las de los profesionales, que ajenos al mundanal ruido siguen disfrutando de casi dos días de descanso, ayer tuvieron una ligera sesión. Rubi se queda sólo con tres entrenamientos de hora y media, cuatro horas y media en total, para preparar el trascendental duelo ante el Cádiz.
Me defraudó el bilbaíno De Burgos Bengoetxea que se dejó llevar por el ambiente. No paró el juego con dos jugadores almerienses lesionados y tendidos sobre el césped y permitió con ello que el Almería jugara más de cinco minutos con nueve, lo que entiendo que repercutió en el desarrollo del juego hasta el descanso. Mateu Lahoz de vacaciones pagadas en la sala VAR.
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