Manuel Jesús Casas García es para Almería y el mundo del fútbol: Molo. A sus 39 años afronta una nueva aventura por España porque su casa está donde le lleva el pan del balón y ahora toca entrenar a un filial con todo lo que ello implica. No se trata de un equipo más en su carrera porque estamos hablando de la cantera de un club vasco y esto siempre son palabras mayores. Molo salió de las bases del Oriente para el Comarca de Níjar y recalar en el Almería para luego ir a Villarreal, Osasuna. Lleida, Lorca… y pasó como tantos otros del césped al banquillo para dirigir a Lleida, Águilas, UCAM, Tarazona, y ahora un filial de categoría. Molo sabe que el Alavés trabaja bien la cantera y le exigen unos resultados que ha logrado y una clasificación que la tiene. Los marcadores cuentan y como a todo entrenador le amarran o la sueltan de los clubes.
Llegó para sustituir a José Manuel Aira y no le van mal las cosas a tenor de las cifras que presenta en una bonita aventura ya que conocedor del trabajo de cantera tenía ganas de entrenar a un filial y no ha dudado a la hora de doblar el mapa de España para ofrecer sus servicios. “Teníamos muchas ganas de poder trabajar con un filial dentro de una estructura profesional importante y el Alavés nos ofrecía ese contexto”, comenta a LA VOZ de Almería un entrenador que ha vuelto a casa como los turrones del ‘Almendro’ por Navidad pero con la maleta preparada para volver al tajo.
Sensaciones
Sin tiempo de aterrizar y conocer a fondo a los canteranos de un club de Primera se puso trabajar por la primera victoria que es lo más importante, sin olvidar la formación del futbolista. “Me he encontrado un club que trabaja la cantera de manera espectacular y que le da mucha importancia a su formación en todos los sentidos. Somos un equipo de Segunda RFEF pero con todos los recursos que se puede tener en el fútbol profesional”. Sabe bien como se mueve el mundo del balón y que una mala racha le manda a casa pero Molo es valiente y entiende que se han sentado las bases para que el equipo despegue y coja esa velocidad de crucero que solo los filiales saben alcanzar. Los clubes vascos viven de lo que las canteras le aportan y de ello es consciente un entrenador que no lo duda a la hora de afrontar retos por complicados que parezcan.
Números
Cuando Molo tomaba el mando de las operaciones en Vitoria el equipo estaba en una delicada situación y los jugadores miraban la clasificación con cierto temor. “Llegamos hace seis semanas a un equipo con serios problemas en la tabla y el balance ha sido muy positivo con cuatro victorias, un empate y una derrota”. El primero de los objetivos se cumplía con creces ya que era importante levantar al equipo y ganar en confianza. Haciendo balance desde su llegada y hasta el parón de Navidad entiende que todo marcha según lo previsto. “Tengo la sensación de tener un margen de mejora importante. Afrontamos este inicio de año 2025 con la felicidad de poder trabajar para un gran club y con la sensación de poder crecer mucho a nivel profesional a su lado”. Un almeriense manda en el filial del Deportivo Alavés y tiene ese margen que se ha ganado a base de buenos resultados para seguir gozando de la confianza del club vasco.
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