Pequeños gestos que demuestran la grandeza de las personas y de un club. La UD Almería hizo realidad el sueño de un aficionado que está viviendo momentos muy difíciles, pero que a su vez se está viendo arropado por su familia, sus amigos, sus maestros y a partir de ahora de su gran ídolo deportivo. Hace alrededor de dos meses la vida cambió para Carlos Martín Moraira. Un niño de 13 años, sano, que se divertía jugando al fútbol con sus compañeros en la barriada de La Venta del Viso, en La Mojonera, y que estaba empezando en la Escuela de Árbitros de El Ejido. Uno de los objetivos es convertirse en colegiado profesional.
Un pequeño bulto apareció en la rodilla izquierda; nadie imaginaba la mala noticia que iba a llegar a casa, ya que se trataba de un sarcoma. Inmediatamente fue trasladado a la Unidad de Oncología del Hospital Universitario Torrecárdenas, donde comenzó el tratamiento para reducir el tumor y poder operarlo en Sevilla. Bajo el amor de unos padres que lo acompañan en todo momento, asistió a sus sesiones de quimioterapia. Momentos muy duros que sobrellevó por su fuerza de voluntad y por el cariño de mucha gente que lo quiere y lo apoya incondicionalmente.
Emoción
Los alumnos del CEIP La Venta del Viso le dedicaron un mural para darle ánimos en el último día antes de las vacaciones de Navidad. Fue muy emotivo. Además, un sueño rondaba la cabeza de Carlos: ir a ver a su Almería y conocer a su gran ídolo Marc Pubill. Y llegó, gracias a la gran labor del gabinete de prensa y en especial de Javier Rufete. "Un hombre que desde el primer momento en el que supo del sueño del niño, no dudó en tratar de hacerlo realidad", comenta Víctor Castillo, maestro de Carlos Martín y que acudió con él al Estadio Mediterráneo. Fue invitado a uno de los palcos ante el Cádiz y pudo vivir allí la emoción de terminar la primera vuelta como campeón de invierno. “Se divirtió y sufrió con su equipo. Incluso tuvo momentos para acordarse de sus compañeros en el ala de oncología de Torrecárdenas”, explica Víctor.
Sorpresa
Una vez terminado el partido sucedió algo que Carlos no esperaba. Era una sorpresa. Marc Pubill subió desde vestuarios a conocerlo y le regaló su camiseta del partido firmada. No fue el hecho del regalo lo que más emocionó al pequeño superhéroe, sino la cercanía que mostró el jugador. Le dio mensajes de apoyo con un cariño que “hizo que alguna lágrima saliera de sus ojos”. Momento que no olvidarán seguro ni el niño ni el gran jugador del Almería. Ese día Pubill se hizo aún más grande, “si es que puede ser, a los ojos de este pequeño”, señala Víctor.
Inolvidable
En el coche, de vuelta a su casa, recordaba Carlos Martín todo lo que le había dicho, hablaba de dónde iba a guardar la camiseta y de que jamás olvidaría el día mágico vivido. Ahora toca coger fuerzas, porque tiene que volver a ingresar en el hospital para la última sesión de quimioterapia, antes de la operación que tendrá lugar a mediados del mes de enero. Seguro que todo lo vivido en el Almería-Cádiz antes, durante y después del encuentro le va a dar fuerzas para seguir luchando contra una enfermedad que sabe que va a ser derrotada. Sí o sí.
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