La despoblación es un hecho y podrá leer y escuchar esta palabra en los medios de comunicación con una frecuencia que asusta a las personas que habitan en pueblos pequeños de interior y a sus regidores.
Suena a típico tópico, pero no por ello deja de ser verdad que la necesidad agudiza el ingenio y eso es lo que hacen en localidades como Castro de Filabres, un municipio rodeado de naturaleza y que defiende la “vida en el campo” como plan de futuro. Además, con esta consigna dan respuesta a gran parte de los estándares de sostenibilidad actuales porque, como dicen entre los habitantes de este entrañable pueblo, “lo ecológico significa volver a lo de toda la vida”.
Quizás lleven razón, quizá la vuelta a la vida en el campo y el retorno a nuestros orígenes sea la mejor forma de respetar al medio ambiente y de paliar los efectos que el cambio climático está llevando a cabo en nuestro planeta.
Voluntad
Si hay algo que uno puede encontrar cuando visita Castro de Filabres es la voluntad de sus ciudadanos que, apoyados en su Ayuntamiento, prometen batalla para garantizar el futuro de sus habitantes e incluso aumentar la población del municipio.
Desde el Consistorio apuntan que imaginan un futuro en el que el pueblo esté lleno de gente, escuelas, viviendas, tiendas, bares, panadería y, en definitiva, de vida. Matizan, eso sí, que todo este imaginario futurista no será posible sin apoyo institucional y sin la puesta en valor del patrimonio histórico y natural, de su gastronomía, del fomento de la vivienda y de potenciar lugares como el Centro de Interpretación.
Siempre hay futuro es lo que nos repiten cuando llamamos a las puertas del Ayuntamiento del municipio castreño. No será por falta de ganas y de trabajo, desde luego.
En conclusión, este pueblo promete dar batalla y pelear contra los titulares de la prensa. Conscientes de la dificultad que el reto entraña, son sabedores de que tienen la fórmula para hacer de Castro de Filabres un magnífico lugar en el que albergar historias de turistas y de residentes que echen allí sus raíces.
José Fernández Escoriza: Un hijo adoptivo de la localidad
Hijo adoptivo de Castro de Filabres. Como constructor lleva muchos años recuperando la arquitectura tradicional del municipio, destacando la recuperación del uso de la Pizarra en la construcción. Material que podemos ver en muchas viviendas particulares, en el Centro de Interpretación de la Arquitectura Tradicional, en el edificio del Ayuntamiento de Castro de Filabres, en el Mirador de Castro de Filabres, en la Nave Municipal, en la Plazoleta de la Iglesia, en muros, en puentes, en fuentes, en los suelos de las calles, etc. Se podría decir que José Fernández Escoriza es uno de los constructores de la historia del pueblo.
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