Parón de la mística Soledad en la plaza de la Catedral

La Cofradía procesionó con elegancia, rigurosidad, y demasiado hermetismo, con una multitud en la salida, luciéndose a su paso por Carrera Oficial

Imagen de la salida de San Juan.o,469
Imagen de la salida de San Juan.o,469
Manuel Morales
01:00 • 19 abr. 2014

Bastante antes de las 9 de la noche las inmediaciones de la calle de Las Tiendas era un hervidero de devotos de la Soledad que esperaban expectantes la salida de la Señora, por parte de una hermandad excesivamente hermética, que desfiló por las calles de la ciudad en silencio, con respeto y rigurosidad, con algún pequeño incidente con el público en la salida, un parón de más de media hora en la Catedral y luciendo su misticismo a su paso por Carrera Oficial.




Tanto hermetismo, llegó incluso a impacientar a un miembro de la Policía Local que estaba al frente de la escolta motorizada que los acompañó durante todo el recorrido, ya que quería contactar con el capataz para hacerle alguna consulta y no le fue posible hasta que se abrieron las puertas del templo y tuvieron que llamar a Miguel Ángel Plaza, ya que tampoco pudo acceder, esto es excesivo.




Mientras esto sucedía salía la cruz de guía y los primeros nazarenos con sus túnicas negras recogidas en el brazo exterior y los cirios en la mano interior.




A la vez dentro del templo Francisco Javier Giménez ‘El Lata’, que ha sido el capataz que más pasos ha sacado a la calle esta Semana Santa, iniciaba las maniobras oportunas para encarar la puerta de salida de Santiago, que queda justa para que salga el paso de Misterio, lo hicieron con limpieza y rapidez, apartando al gentío que se agolpaba en la acera, que casi rozaba el paso, golpeando con los faroles de guardabrisa delanteros, a la vez en el toldo de una tienda que no estaba recogido por completo.




Poco a poco terminaba el giro y se encaraba hacia Virgen de La Soledad para iniciar su recorrido por el corazón del casco histórico de la ciudad.




A la vez seguían saliendo nazarenos a la calle y Miguel Ángel Plaza se acercaba al paso para dar los últimos consejos a sus costaleros y esas palabras de ánimo para portar a la Señora durante cinco horas.
La expectación crecía en Las aceras, los ojos se clavaban en la Soledad, aún en el interior del templo, como queriendo hablar con ella. El silencio se hace, ya se vislumbra en la calle Las Tiendas el frontal del paso y un relámpago de belleza que se va acercando poco a poco.




Todo ello en profundo silencio, sin ningún tipo de acompañamiento musical, sólo se escuchaba el rastrear de las zapatillas de los costaleros, de pronto todo este misticismo se rompe con un prolongado y sentido aplauso.
Unos metros adelante se para el paso y Anabel Castillo, comienza a cantar desde un balcón una preciosa saeta dedicada con letra a La Soledad, igualmente se hace el silencio, roto por el sonido del llamador del paso, para comenzar a andar mientras la saetera todavía cantaba.




Se produjeron momentos de incertidumbre y tensión, ya que desde las aceras se pedía silencio y recriminaban al capataz que echara el paso a andar “esto es una vergüenza, esto sólo se sucede en Almería”, gritaban algunas personas, dirigiéndose a los cofrades. Esta escena se volvió a repetir al finalizar la saeta.


En c/ Mariana las religiosas de Las Claras presenciaban desde una ventana el paso de las imágenes, mientras que Las Puras se asomaron tímidamente a la puerta del convento.


En la Catedral tuvieron un buen parón, mientras pasaba Caridad. Aún les quedaba un místico y elegante paseo por Carrera Oficial.



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