Crónicas del ayer: once abderitanos mueren en un accidente de autobús

El pueblo entero se echó a la calle tras una tragedia que aún se recuerda

José Ángel Pérez
23:20 • 10 nov. 2022

En Adra la fecha se recuerda todavía. Once vecinos murieron en un terrible accidente de circulación ocurrido la madrugada del 18 de marzo de 1981 víspera de San José, tras una violenta colisión en la provincia de Murcia entre el autobús en el que viajaban con destino a las Fallas de Valencia y un camión de alto tonelaje.  A muchos de los viajeros, la muerte les pilló durmiendo. Poco antes del desgraciado accidente, el autocar conducido por Sebastián Salmerón había efectuado una breve parada en un pequeño bar de carreteras entre Hellín y Novelda para que los pasajeros estirasen las piernas, tomaran un café o hiciesen sus necesidades fisiológicas. Apenas veinte minutos. Reanudada la marcha, a las cuatro y veinte de la madrugada se produjo la tragedia.



Varias horas antes, a las ocho de la tarde, cincuenta y un vecinos de Adra subían al autobús estacionado en las inmediaciones del puerto con destino, de conocer las Fallas de Valencia. Entre el pasaje bastantes jóvenes y algunos niños.



El accidente, según relataron entonces algunos de los supervivientes, fue visto y no visto. El autobús circulaba por la carretera de Hellín en una zona conocida como el paraje de La Reinosa, cuando se cruzó con el camión matrícula MU-3581-I originándose la tragedia a dos kilómetros de Jumilla. 






En la maniobra de cruce entre ambos vehículos, el conductor del camión efectuó un viraje inesperado y una enorme máquina excavadora que transportaba perdió la fijación deslizándose hacia un lateral. El efecto fue terrible. Como si fuese una guillotina, la pala cortó parte del lateral izquierdo de la carrocería del autobús. El resultado fue catastrófico. 



Todos los pasajeros que viajaban junto a las ventanillas fueron decapitados por la hoja de la máquina. Uno de los cables que sujetaban la excavadora se soltó y al caer la hoja sesgó la cabeza de once de los viajeros que murieron en el acto. Curiosamente los conductores de ambos vehículos resultaron ilesos.






La noticia del accidente corrió como la pólvora entre los vecinos de Jumilla y aldeas cercanas.  Los bomberos de Murcia y la Guardia Civil tuvieron que realizar un extraordinario esfuerzo para poder rescatar los cadáveres atrapados entre un amasijo de miles de kilos de hierro y durante más de cuatro horas estuvo cortado el tráfico rodado.

 

Autoridades y sanitarios se encargaban mientras tanto de consolar y tranquilizar a la treintena de pasajeros que resultaron indemnes y alojados en el cuartel de la Guardia Civil de Jumilla hasta que unas horas más tarde otro autocar de la misma empresa desplazado hasta la localidad murciana los trasladó de nuevo hasta Adra. Un viaje que se hizo eterno donde solo podía escucharse el sollozo y los llantos de los pasajeros recordando a los vecinos muertos.


El pueblo entero se echó a la calle. Empezaban a conocerse ya los primeros detalles del accidente y la identidad de los fallecidos. Desde el Gobierno Civil de Almería se canalizó toda la información y los trámites necesarios para su traslado hasta Adra que el 19 de marzo amaneció de luto. Las banderas con crespones negros ondeaban a media asta en el ayuntamiento abderitano. Los coches funerarios fueron escoltados durante todo el trayecto por motoristas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil llegando a Adra sobre las once de la mañana. 


El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo mandó un telegrama de condolencia a las familias de los fallecidos a cuyo pésame su sumaron los Reyes de España, el ministro del Interior y el teniente General Gutiérrez Mellado. El funeral de “corpore in sepulto” se celebró ante miles de personas la mañana del 20 de marzo en la plaza de San Sebastián frente a la ermita de la patrona de Adra.


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