Este caso promovió un fuerte revuelo en la zona alegre y bullanguera del barrio de San Cristóbal por las distintas circunstancias que concurrieron en este aterrador crimen. Una mujer joven, vistosa y dicharachera, apareció trágicamente muerta. Su cadáver, con escasa ropa, fue hallado frente a la puerta de una pequeña vivienda en el “Patio del Moro” cerca de las Cuevas de Duomovich.
Después de ser estrangulada fue arrojada por un pequeño terraplén donde cayó de bruces sobre el deteriorado firme de tierra de la placeta.
“La Carmela” como así se le conocía, era una mujer muy avanzada para su tiempo y conocía demasiadas cosas. Unos decían que el autor había sido un conocido abogado, otros se inclinaron por un honorable sacerdote al que la victima reconoció en el “ejercicio” de sus labores como prostituta y algunos hablaron hasta de un hermanastro de la victima que había salido de la cárcel y pasaba una mala situación económica.
Hubo un detenido por la causa, pero fue solo un cabeza de turco a quien a pesar de que la Policía desde el principio le apretó las tuercas, no pudieron probarle el crimen.
Ocurrió a primeras horas de la mañana del 18 de abril de 1925. A dos metros de su vivienda una vecina descubrió el macabro hallazgo y presa de pánico comenzó a llamar a gritos a los vecinos.
La víctima fue identificada como Carmen Fernández de 29 años natural de Málaga. En aquellas fechas vivía en la casa de otra joven de 25 años al parecer compañera de actividades de la víctima. La Policía tomó declaración a un
numeroso grupo de persona, una de las cuales manifestó que ese día por la tarde un tal Juan que trabajaba como barrilero en el puerto estuvo merodeando por el barrio buscando a la víctima.
La Policía un día más tarde localizó y detuvo al sospechoso quien confirmo que con otros dos amigos habían estado juntos la noche por la zona, pero el muchacho pese a su sólida coartada, fue encerrado teniendo como prueba un simple gancho de hierro de su trabajo y una correa de cuero, Pruebas insuficientes, pero había cierta ligereza en solucionar el caso y acabar así con las habladurías de las gentes
El cadáver, según los médicos forenses, presentaba una fuerte herida en la base craneal y varias fracturas,
El joven de 28 años de edad, permaneció varios días incomunicado en los calabozos y negó en todo momento que tuviese algo que ver, pese al empecinamiento de la Policía de endosarle “el marrón”, sin pruebas objetivas por lo que el juez, decretó de inmediato su libertad. El verdadero asesino de “La Carmela”, nunca fue localizado y aunque en la calle había rumores sobre el autor para todos los gustos. El muchacho fue readmitido de nuevo en su trabajo exculpado de tan terrible acusación.
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