Crónicas del ayer: la explosión del Hotel Alborán de Retamar

La explosión de gas propano ocurrió el 21 de mayo de 1985, de madrugada

Hotel Alborán.
Hotel Alborán.
José Ángel Pérez
00:41 • 28 ene. 2023

Dos heridos de carácter grave con quemaduras de segundo y tercer grado y once de diferentes pronósticos con contusiones y afectados por inhalación de gases tóxicos fue el balance de una explosión de gas propano ocurrida el 21 de mayo de 1985 en el actualmente desaparecido hotel Alborán, en la urbanización Retamar. 



El siniestro se produjo alrededor de las tres menos cuarto de la madrugada en la planta baja, concretamente en el sótano del hotel, donde se encontraban las dependencias del servicio, por lo que todos los heridos fueron trabajadores del hotel. Los veintidós clientes que había alojados en el hotel en el momento de la explosión fueron trasladados a otros centros hoteleros de la misma cadena. 



Los bomberos de Almería en una primera evaluación y apreciación apuntaron a que la deflagración obedeció a una acumulación de gases en la planta inferior del inmueble. La explosión despertó a clientes y trabajadores que a esa hora estaban descansando. Algunos se despertaron sobresaltados bajo el peso de los cascotes que habían caído desprendido por la onda expansiva sobre sus camas y en medio de todo el gran barullo salieron como pudieron hasta el exterior del hotel poniendo tierra por medio y marchando en grupos hasta la playa situada a escasos.



Los heridos graves fueron evacuados en ambulancias hasta el hospital de Torrecárdenas. Allí en el departamento de Urgencias fueron atendidos Juan Alejandro Cano Arilla-maître del hotel- y su esposa María López Lázaro, ambos afectados con quemaduras de segundo grado, aunque en ningún momento se llegó a temer por sus vidas ya que las quemaduras y sus secuelas fueron solventadas por los facultativos de este centro. Al principio hubo algunas sospechas planeando sobre un posible atentado, hipótesis que de inmediato descartó la Guardia Civil como la causa del incidente.  Recordemos que unos días antes en el hotel Alborán se había celebrado en medio de unas extraordinarias medidas de seguridad el IV Congreso provincial del PSOE en cuyo acto inaugural estuvo el presidente de la comunidad José Rodríguez de la Borbolla. 



En esas fechas ya se conocía el anuncio de la banda terrorista ETA de su intención de atentar durante el verano en distintos puntos costeros del litoral español, entre ellos la Costa del Sol y el resto de Andalucía. Tras los informes de la Benemérita, el entonces gobernador civil de Almería, Tomás Azorín y el delegado de Turismo, Juan Manuel Pérez Company descartaron rotundamente cualquier relación con este tipo de circunstancia.



En la investigación intervinieron los artificieros de la Guardia Civil, EDEX, agentes de la Policía Nacional de la Brigada de Policía Científica y Bomberos que descartaron la causa del siniestro como consecuencia de explotar un artefacto. Un día más tarde se personaron en el hotel Alborán técnicos de la compañía de Butano desplazados desde Cartagena para una revisión total de las instalaciones del hotel Alborán.



Los técnicos informaron entonces que el siniestro no fue ocasionado por una acumulación de gases como en un principio se estimó, ya que en el sótano donde se produjo la explosión no existían tuberías de conducción de propano y las existentes en la primera planta se encontraban en excelentes condiciones.



Curiosamente, ese mismo día hubo otra explosión en un restaurante de Granada donde cuatro personas resultaron heridas de carácter grave y alrededor de otras ochenta sufrieron lesiones de diferentes pronósticos. Fue una explosión de gas propano y la onda expansiva arrancó de cuajo puertas y ventanas del establecimiento. 


La explosión se produjo cuando se descargaban varias botellas de gas propano para el restaurante “Mesón Andaluz”. La fuerza de la explosión arrancó las puertas y ventanales de los bajos, del primer y segundo piso del edificio donde se encontraba el restaurante y proyectó contra la acera una enorme reja de hierro de mas quinientos kilos de peso que afortunadamente no llegó a alcanzar a los transeúntes destrozando escaparates puertas y ventanas de los comercios, La explosión afectó también a la bóveda de la iglesia de Los Hospitalicos de los padres agustinos.


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