Sabido es que los asesinos se encuentran con su principal problema en el momento en que tratan de ocultar o hacer desaparecer el cuerpo del delito. Por mucho que se empeñen en enterrar, arrojar al fondo del mar, quemar y destruir un cadáver siempre quedarán restos o indicios, aunque sean microscópicos, que cuando caen en manos de un experto investigador de policía científica, se convierten en una especie de libro abierto que contiene la fácil solución del enigma. El empeño en contaminar o borrar huellas para hacer desaparecer el “corpus delicti” forma parte esencial de la dinámica de un comportamiento criminal.
Un caso aparentemente sencillo ocurrió en el pequeño pueblo de Benizalón un complejo crimen en el que una madre murió asesinada y posteriormente calcinada por su propio hijo quien para borrar cualquier rastro o vestigio prendió fuego a la vivienda.
La Guardia Civil no cerró el caso a pesar de que habían transcurrido cerca de dos años desde la muerte de esta mujer en la localidad de Los Filabres. El autor, su propio hijo, fue detenido a primeras horas de la mañana del día 18 de diciembre de 2007 en la localidad onubense de Trigueros, por agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de las Comandancia de Almería en colaboración con agentes de la Guardia Civil de Trigueros. Se trataba de un individuo de 36 años con domicilio en esta localidad de Huelva, aunque anteriormente y durante unos meses estuvo residiendo en la provincia de Málaga. Fue acusado por la Guardia Civil como autor material del asesinato de su madre.
Los hechos ocurrieron entre los días 20 y 22 de febrero del 2006, cuando el sujeto se desplazó desde Trigueros hasta Benizalón, para visitar a su madre una mujer de 60 años que vivía sola en su domicilio en la calle Lomicas y en donde madre e hijo mantuvieron una fuerte discusión por motivos de dinero y de la herencia.
El fuego provocado no destruyó la casa y apenas tuvo trascendencia en el pueblo y fue un hermano del detenido quien unos días más tarde al presentarse en la casa se dio de bruces con el terrible cuadro avisando telefónicamente al 062 de la Guardia Civil informando sobre el hallazgo del cadáver de su madre.
Los agentes de la Benemérita verificaron que el cuerpo sin vida de la mujer se encontraba sobre la cama de su dormitorio totalmente calcinado. Iniciadas las primeras investigaciones en el lugar de los hechos, se detectó que en las causas del incendio se había utilizado una sustancia acelerante del fuego, aunque en unos primeros momentos se barajó la hipótesis de que la mujer se quedara dormida mientras fumaba en la cama, produciéndose un pequeño incendio que no trascendió al resto de la casa.
De inmediato al descartarse que el incendio hubiese sido fortuito, se hizo cargo de las investigaciones el equipo de Homicidios de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almería, iniciándose al momento una serie de investigaciones relacionadas con personas del entorno de la víctima, todas ellas bajo la supervisión del juez Luis Durban, titular del Juzgado de Instrucción número 6 de los de Almería, quien declaró secretas todas las actuaciones.
Para ello dichos agentes, siguieron una serie de pistas que los trasladaron hasta las provincias de Málaga y Huelva, siendo en esta última y en la localidad de Trigueros, donde se procede a la detención del matricida, hijo de la fallecida, como presunto autor de un supuesto delito de asesinato quien una vez puesto a disposición de las autoridades judiciales, el juez instructor del caso decretó su inmediato ingreso en prisión.
Repasando la historia de los crímenes y criminales en España y del extranjero son numerosos los casos donde los delincuentes tratan de ocultar un asesinato o disfrazarlo mediante las llamas.
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