El general de División de Sanidad del Ejercito de Tierra, Dionisio Herrero Albiñaba, asesinado en Madrid por la organización terrorista ETA el 19 de octubre de 1993, aunque no nació en Almería, estuvo desde siempre durante muchos años muy vinculado a la provincia. Su mujer, María Isabel Moya, natural de Almería, le inculcó ese cariño por esta tierra por lo que era sumamente frecuente ver al matrimonio en la capital siempre que las obligaciones del militar se lo permitían. Fines de semana, vacaciones, Navidad, Semana Santa, cualquier momento era bueno para que el general y su esposa viniesen a Almería. Ambos se alojaban circunstancialmente en un piso de la plaza de San Pedro, propiedad de una hermana de su mujer. Precisamente, su cuñada conoció la noticia del cruel atentado a primeras horas de la mañana del 19 de octubre de 1993 por los informativos de Radio Nacional de España.
El general Herrero llegó incluso a celebrar su ascenso en Almería. Su figura amable y campechana, era conocida, especialmente en la zona del casco histórico por donde solían pasear por sus calles tomando café o unas cañas en los establecimientos de la zona.
El comando Madrid de ETA reapareció en la capital de España con este atentado que costó la vida al general Herrero Albiñana, de 63 años, y dejó malherido a su chofer, el soldado Alberto Pasamontes, de 23 años. Los terroristas tras el tiroteo, huyeron en un coche que después hicieron estallar para eliminar huellas e intentar matar a los artificieros.
El general Herrero, director de Sanidad del Ejército de Aire, salió como cada día sobre las 8.30 de la mañana de su domicilio, de la calle de Hermosilla. Se dirigía hacia su automóvil blindado, donde le esperaba su chofer. El general había caminado unos quince metros y, cuando atravesaba la calle de Alcántara, fue abordado por dos individuos encapuchados y armados con pistolas descerrajándole varios tiros.
Uno de los asesinos le remató cuando estaba en el suelo. El conductor intentó acudir en su ayuda, pero fue tiroteado por un tercer terrorista. Tras recibir un balazo en el vientre, el soldado se refugió a la desesperada en el automóvil oficial. El etarra efectuó contra él cinco disparos, pero los proyectiles no llegaron a atravesar el cristal blindado. La policía recogió en el lugar de los hechos 10 casquillos de bala. Tras el atentado los terroristas se fueron corriendo hasta la calle de las Naciones, donde tenían aparcado un Opel Corsa en el que prosiguieron la huida por la calle de Ayala y Príncipe de Vergara, hasta llegar a la plaza del Marqués de Salamanca, donde lo dejaron abandonado junto a la sede del INI.
Media horas más tarde estallaba el Opel Corsa, gris metalizado, que escondía en sus bajos unos cuatro kilos de amosal, activado por temporizador. El coche, robado en la calle doctor García Tapia, en el barrio de Moratalaz, quedó destrozado y con ello, los terroristas borraron las huellas por las que pudieran ser identificados.
La esposa del general, Isabel Moya López, desde la ventana de su casa al escuchar las sirenas policiales preguntóo a los viandantes que ocurría. A Isabel Moya le dio un vuelco el corazón y se metió al interior de su casa, sollozando, al comprobar que tristemente se habían cumplido sus temores. Según fuentes policiales, el general Herrero no había recibido nunca amenazas ni su nombre figuraba en ninguno de los documentos intervenidos a ETA. La capilla ardiente con los restos del general Herrero quedó instalada en el Cuartel General del Aire y su cadáver enterrado en el cementerio de La Almudena.
El presunto exjefe de los comandos de ETA Juan Luis Aguirre Lete, 'Insuntza', condenado en España por los asesinatos del general Dionisio Herrero y del dirigente socialista Fernando Múgica fue en junio de 2004 extraditado por Francia a España.
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