Crónicas del ayer: muerte en las cuatro calles

El suceso fue sobre las dos y media de la madrugada

Hace treinta años las cuatro calles se vistieron de luto,
Hace treinta años las cuatro calles se vistieron de luto,
José Ángel Pérez
09:00 • 24 mar. 2023

La zona de la movida juvenil de la capital hace treinta años se vistió de luto la noche del 12 de mayo de 1992 cuando un joven vecino de la barriada del Quemadero, Manuel A. de 18 años, murió en las Cuatro Calles, al ser apuñalado por un menor de 15 años tras participar en una reyerta por motivos intranscendentes. El adolescente identificado como J.C.M vecino de la barriada de la Fuentecica, tras su detención, quedó ingresado en el Centro de Menores “Jesús Redentor” por orden del juez de Menores.



Según pudo establecer la Policía, el suceso fue sobre las dos y media de la madrugada, en las inmediaciones de un pub de la plaza de Masnou. Victima y agresor vivían en la barriada de La Fuentecica, aunque no tenían amistad. 



Los implicados en la discusión pasaron de las palabras a las manos, desembocando finalmente en tragedia al salir a relucir la hoja de una navaja tipo estilete de unos 10 centímetros de hoja con cuya arma el menor le asesto una profunda cuchillada que le atravesó el corazón provocándole la muerte casi de inmediato. 



Tanto las versiones de algunos testigos como las del agresor y un hermano de la victima presentaban en aquellos momentos contradicciones referente a las causas que originó la pelea y su desenlace. El enfrentamiento fue presenciado por numerosos jóvenes que no llegaron a intervenir dada la rapidez en como se produjeron los hechos. Algunos testigos señalaron que victima y agresor discutían y que un amigo ante el cariz que tomaba el asunto, llamó a un hermano del fallecido que en esos momentos circulaba con su ciclomotor para que mediara en la reyerta quien momentos antes había finalizado su trabajo en el Bingo Mundial.



El apuñalamiento ocurrió en el instante en que el hermano del fallecido aparcaba el vehículo y se disponía a separar a los contendientes. El hermano de Manuel A.  junto a un amigo al comprobar la gravedad de la herida, de la que manaba sangre a borbotones viendo que la hemorragia no se cortara, tomó en brazos al joven deteniendo a un coche particular que en esos momentos circulaba por la calle Real trasladando a la víctima hasta Urgencias de Torrecárdenas. 



A la llegada al centro hospitalario, Manuel A.  que una semana antes había cumplido los 18 años, dejo de existir tras haber perdido una gran cantidad de sangre durante su traslado. Los médicos solo pudieron certificar su defunción reflejando en el expediente de defunción que la muerte le sobrevino por una herida incisa punzante de varios centímetros de profundidad que le afectó al corazón.



Mientras tanto la Policía personada en la zona de las Cuatro Calles recopilaba información acerca del suceso y se ponía en marcha, Ya tenían datos acerca de los rasgos morfológicos del agresor, así como de su vestimenta y su residencia en la zona de la Fuentecica. El 13 de mayo, agentes de paisano de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Almería detenían en su propia casa al agresor. 



La Policía halló en el cajón de la mesita de noche de su dormitorio, la navaja con la que apuñalo a su victima y que le fue entregada por la propia hermana del menor. Antes de irse a su domicilio a dormir, el joven homicida lavó la ropa ensangrentada y la navaja estilete en el cañillo de la Puerta de Purchena. 


El funeral por la víctima, se celebró en la iglesia de los Franciscanos, cuyo recinto albergó a centenares de personas que arroparon a la familia. Hubo numerosos testimonios de pesar para la familia. Fernando Martínez, entonces alcalde de Almería, ausente de la ciudad, envió un telegrama de condolencia a los padres del infortunado muchacho que un año antes había tenido un serio accidente con su motocicleta que lo mantuvo en coma. El fallecido que trabajaba en la construcción estaba en esos momentos en paro pero esa misma semana iba a comenzar a trabajar en una obra cerca de la Comisaría. Sus padres en declaraciones en aquellas fechas se quejaban de que nadie tratase de evitar la pelea considerando que en esos momentos en la puerta de los pubs había congregadas numerosas personas.


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