El repulsivo crimen del camping de La Garrofa

Pilar, de 36 años, fue asesinada en el interior de su propia casa

José Ángel Pérez
12:37 • 03 abr. 2023

La noche del 6 de octubre de 2003, Pilar, de 36 años de edad, murió brutalmente asesinada de una certera puñalada que le atravesó el corazón en el interior de su propia vivienda, situada en un pequeño núcleo de casas junto al camping de La Garrofa, ubicado a unos cinco kilómetros de la capital. El terrible suceso se conoció a las nueve y media de la mañana del día siguiente por un familiar de la víctima que encontró su cuerpo en el suelo del salón principal, a escasamente dos metros de la puerta de la vivienda. 



La mujer vivía sola. El cadáver presentaba, además, diversos cortes y rasguños en el cuerpo junto a un profundo hematoma en el rostro. Nada más informada la Policía, acudieron de inmediato a la vivienda varias dotaciones acordonando la zona y la vivienda, que fue minuciosamente inspeccionada por la Policía Científica y el Grupo de Homicidios buscando algún rastro, huellas o indicios para arrancar la investigación. El caso se llevó con un total hermetismo y en el aire se plantearon diversas hipótesis, aunque se carecía de un sólido elemento para iniciar las investigaciones preliminares.



La Policía interrogó en las primeras 24 horas a una decena de personas, vecinos de la fallecida, en su mayoría extranjeros. La inspección ocular dejó patente que la víctima y su agresor habían mantenido un violento enfrentamiento, que la mujer fue apuñalada de frente y que el golpe se produjo al darse en la cabeza con el marco de una ventana. Las investigaciones preliminares determinaron que el crimen pudo ocurrir durante las primeras horas de la madrugada según el aspecto y rigor mortis que presentaba ya el cadáver. 



Investigación



Entre las líneas de investigación fijadas por la Policía se hizo especial incidencia en el círculo de personas, amigos o conocidos de la mujer y en localizar a quien estuviera con ella en las últimas horas. En ese punto arrancó la investigación que incluso llevó a la Policía a realizar gestiones fuera de la capital en algunas localidades de la provincia, hasta que se fue cerrando el círculo, poco a poco, en torno al asesino. La inmediatez con la que se le practicó la autopsia al cadáver fue un dato importante que posibilitó acelerar el ritmo de las investigaciones. La Policía sabía que el criminal pertenecía a un círculo conocido de la victima. En la casa se hallaron distintas evidencias que relacionaron la presencia de varias personas en la vivienda durante la noche en la que se produjo el asesinato. La labor policial dio su fruto. El autor del crimen se llevó el coche de la mujer, que apareció abandonado en la zona del Polígono Puche, en donde vivía el supuesto autor.



El 9 de octubre en la misma capital, los agentes de Homicidios, cuarenta y ocho horas más tarde, tenían resuelto el caso. A las diez y media de la mañana fue detenido un joven de 24 años, de nacionalidad ecuatoriana, como presunto autor del crimen. Las investigaciones posibilitaron conocer la identidad de las otras personas que tenían relación con el caso y que fueron quienes estuvieron junto a la víctima y su agresor horas antes de cometerse el asesinato. Según se supo posteriormente, el individuo tenía previsto marcharse de España con destino a Ecuador en los próximos días. El individuo quedó ingresado en el centro penitenciario de Acebuche.



La sentencia de Sección Primera de la Sala de lo Penal del Alto Tribunal consideró a este ciudadano ecuatoriano autor de un delito de asesinato, por lo que revocaba así el fallo emitido por la Audiencia Provincial, que le impuso una pena de 12 años y medio de prisión por homicidio al entender que no concurría alevosía, ya que el ataque se produjo durante una discusión. El fallo ahondó en que el asesino accedió al domicilio de la joven con su consentimiento al mantener ambos una relación amistosa, y el origen del desgraciado suceso fue la pretensión de que mujer le autorizara el uso de su vehículo. El acusado registró el cuerpo sin vida de la víctima, y, tras apoderarse de las llaves del vehículo, lo condujo hasta la capital y después lo abandonó en el barrio de El Quemadero, en donde fue encontrado por la Policía Nacional dos días después de los hechos.





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