Perla y Tomás ultiman los detalles sobre su boda. La pareja decide que su enlace sea por lo civil y se mantenga en secreto.
"Delante de nuestros enemigos debemos fingir que nos odiamos, para que así piensen que han ganado, que nos han separado y bajen la guardia.
En el primer movimiento en falso que hagan, les cazaremos y les expulsaremos de Nerta y Aquarel», explica Perla a Tomás. La única persona que sabe todo acerca de la secreta ceremonia es Renata, quien les pide a ambos que tengan mucho cuidado: "Espero que por esta alianza no terminéis haciéndoos daño el uno al otro, porque sería lo peor que os podría pasar".
Pequeño consuelo
María se consuela con Laureano tras la muerte de Dante. La mujer asegura que nunca pensó querer a alguien como hizo con el difunto: "Le voy a echar mucho de menos». Desolada, María se presenta en casa de Tomás cuando este está solo y le pregunta si Dante, en algún momento, le habló de ella: «¿Te dijo que me quería? Es una duda que me carcome por dentro. Necesito saberlo para estar tranquila». Tomás se sincera y le contesta con la verdad: "No me lo dijo una vez, sino varias. Fuiste la mujer de su vida, de eso que no te quepa la menor duda, querida". Con esta respuesta, María puede cerrar por fin su duelo.
Menudo dilema
Lucila se siente triste, pues ve que Elías ya no insiste en reconciliarse con ella. "¿Y qué esperabas? Le cerraste todas las puertas", le dice Renata a su hija. Esta última toma la decisión de volver a hablar con Elías y tratar de solucionar las cosas. Le duele mucho la infidelidad de este, pero se ha dado cuenta de que le quiere demasiado como para echar por tierra su matrimonio por un desliz. A su vez, Perla le dice a Rosalía que quiere volver a Nerta y esta le responde que al día siguiente programará una reunión de accionistas para que vuelva a ser la presidenta de la compañía.
Fantasmas del pasado
Dicho y hecho, a la mañana siguiente, todos los ejecutivos de Nerta se reúnen en las oficinas principales para votar por la nueva presidenta. Rosalía vota a favor de Perla y esta recupera su puesto.
Mientras tanto, Laureano recibe una llamada de Bruna, su exmujer, de quien se separó hace años tras descubrirla en la cama
con su propio padre. Desde entonces, la mujer no se ha preocupado por contactar con Malvina y Elías, ni ha mostrado el menor interés por ellos.
Demasiado rencor
Blanca le pide a Laureano que no acuda a la cita con Bruna, pero este asegura que necesita verla de nuevo. Bruna le dice a Laureano que ella nunca quiso engañarle: "Tu padre me echó algo en la bebida y por eso caí en sus brazos. La verdad es que él abusó de mí". Laureano no se traga el cuento de su exesposa y tampoco lo hace Blanca cuando su hijo comparte con ella todo lo que le contó la recién llegada. Bruna, por su parte, trata de ponerse en contacto con Malvina y Elías, pero ellos rechazan ir a verla al hotel en el que se hospeda.
La trampa perfecta
Siguiendo con el plan establecido, Perla y Tomás representan una escena delante de Malvina y Matías, para que estos crean que han logrado separarlos para siempre.
Perla va un paso más allá y cuando se queda a solas con Matías, le pide que le ayude a destruir a Tomás: "Quiero ver a ese idiota mordiendo el polvo y no voy a parar hasta destruirlo por completo, te lo juro". Matías acepta encantado. No se imagina que todo se trata de una trampa de su prima y del propio Tomás.
Una gran confesión
Zacarías se siente cercado por el policía que está investigando la muerte de Miss Helen. El hombre termina confesándole a
Ibotí que él fue quien la mató: «Esa mujer era mala y yo solo salvé a Rosalía y Perla de su chantaje mandándola al otro mundo". Ibotí se siente decepcionada con Zacarías, pero el amor que siente por él es mayor y le propone fugarse juntos. Zacarías dice que lo pensará, pues no quiere arrastrar a su amada a una vida de prófuga.
Un cumpleaños feliz
Al día siguiente, Perla y Tomás se presentan en el registro civil y en menos de una hora, se casan. La pareja tiene por testigos a algunos empleados del propio Ayuntamiento. Perla le confiesa a Tomás que hoy es su cumpleaños. Este, con ayuda
de María, se cuela en la habitación de Perla en la mansión de los Pacheco Huergo y la decora con globos. Cuando Perla entra, rompe a llorar de la emoción: «Nunca nadie había hecho algo así por mí». Perla le agradece a Tomás el gesto, quien se va de la mansión feliz por haber logrado sacar una sonrisa a su amada, en un día tan especial.
Palabras de amor...
Horas más tarde, Agustín se presenta en la mansión Pacheco Huergo y le revela a Perla todos los detalles del complot que Malvina y Matías urdieron en su contra para quedarse con la presidencia de Nerta.
Agustín asume su culpa en la trama que orquestaron en contra de Tomás y asegura que actuó dominado por los celos: "Te amo, Perla. Me he dado cuenta de que te quiero a ti, no a tu fortuna". Esta última no solo no cree en la confesión de amor del abogado, sino que le echa en cara a este que quiera manipularla con palabras bonitas: "De mí solo te interesa mi fortuna".
Aves de carroña
La conversación entre ambos se ve interrumpida por Blanca, quien entra en la habitación de Perla pidiendo auxilio: "He encontrado a Rosalía desmayada en su cuarto". Perla corre a socorrer a su madre. Al ver que no logra hacerle despertar,
llama a Benjamín. El médico explica que la mujer ha sufrido un amago de infarto y que es posible que fallezca: "Las próximas horas son cruciales".
Perla rompe a llorar y jura por Dios que si su madre sale de esta, se reconciliará con ella. "Perdóname por haberte tratado tan mal. No me dejes sola", susurra Perla a una inconsciente Rosalía.
La noticia de lo sucedido con Rosalía corre como la pólvora. Tomás se presenta en la mansión para dar su apoyo a Perla, mientras que Lucila hace lo propio con Elías. Gracias a este gesto, los segundos terminan reconciliándose. «Gracias por darme una segunda oportunidad. Te prometo que te haré muy feliz a ti y a nuestro hijo. Vamos a ser la familia que siempre soñamos", dice el muchacho a su esposa.
Por su parte, Malvina reza para que su tía abuela fallezca y así ella pueda heredera toda la fortuna de los Pacheco Huergo:
"Gracias al testamento que Matías obligó a fi rmar a mi tía, me convertiré en la dueña de todo".
Un regalo de la vida
Ya entrada la madrugada, la situación de Rosalía empeora. La mujer está a punto de exhalar su último suspiro cuando, una acaricia de Perla, la ata con fuerza a la vida. Milagrosamente, Rosalía abre los ojos y Perla se abalanza sobre su madre:
"Gracias a Dios que estás bien". Madre e hija se funden en un emotivo abrazo y prometen empezar de cero. Vamos a recuperar el tiempo perdido, mamá", dice Perla. Rosalía rompe a llorar víctima de la emoción. Por fin, tiene a su adorada
hija entre sus brazos y, además, ha obtenido el perdón de esta.
La hora de la verdad
Minutos más tarde, Perla comunica a su familia que Rosalía ya está mejor y, además, desvela que esta es su madre. Malvina sufre un ataque de nervios al enterarse de la verdad: "Tú no puedes ser hija de Rosalía, maldita sea. Te odio. Eres un estorbo en mi vida". Tomás se ve obligado a llevarla a rastras hasta su cuarto para evitar que golpee a Perla.
Agustín rompe su relación con Ana María, tras asegurarle que se ha enamorado de Perla. "Ahora veo, ella es mucho mejor
partido que yo y por eso la prefieres. Eres un ser despreciable y ambicioso", dice la mujer a su ya expareja. Después, le propina una sonora y fuerte bofetada.
Un amor que renace
Al día siguiente, Perla sigue cuidando de Rosalía, quien deberá guardar reposo unos cuantos días. "No te preocupes, mamá.
Yo me voy a encargar de que te recuperes del todo", dice Perla. Mientras tanto, Benjamín invita a comer a Renata.
Al día siguiente, Perla sigue cuidando de Rosalía, quien deberá guardar reposo unos cuantos días. "No te preocupes, mamá.
Yo me voy a encargar de que te recuperes del todo», dice Perla. Mientras tanto, Benjamín invita a comer a Renata.
Por otra parte, Ana María, celosa de Perla, se alía con Malvina para destruir a esta última. Su idea es sencilla: eliminarán a Perla de sus vidas y después, ellas dos se repartirán la fortuna de Rosalía cuando fallezca.
Otro pretendiente más
En Nerta, Perla recibe la visita de Leonardo Bastides, un empresario y abogado que desea hacer negocios con ella. El atractivo hombre se queda prendado de la belleza de Perla y decide invitarla a comer: "Me gustaría conocerte más".
Leonardo acompaña a Perla hasta la mansión. Tomás los pilla en una actitud comprometida cuando se están despidiendo y, creyendo que tienen algo más que una amistad, monta una escena de celos.
Guiado por la furia, Tomás coge a Charly y se lo lleva de la mansión para castigar a Perla: "No quiero que mi hijo esté
con una mujer de una moral tan dudosa".
Llegó el bautismo
Zacarías es consciente de que no puede condenar a Ibotí a una vida de prófuga. Así pues, le escribe una carta de despedida y se entrega a las autoridades, dispuesto a pagar con cárcel el haber acabado con la vida de Miss Helen. "No sé si para cuando salga de aquí, tú me estarás esperando o no. Lo único que sé, es que yo jamás me olvidaré de ti", dice la carta de Zacarías.
Ibotí rompe a llorar y se consuela en brazos de Blanca. "Zacarías ha hecho lo que debía", dice esta última. Bruna se presenta en casa de los Álvarez Toledo y trata de obtener el perdón de Elías. Este último, que desde hace años extraña a su madre, parece dispuesto a perdonar su abandono. Además, Perla piensa en convertirse al judaísmo en honor a su padre y se bautizará con el nombre de su abuela paterna, Sarah. El doctor se siente feliz al escuchar la noticia.
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