Perla está muy triste después de que Tomás le haya vuelto a quitar a Charly por despecho. Dolida, la mujer desvela a todo el mundo que se casó con Tomás en secreto para enfrentar como equipo a sus enemigos, pero que da por finalizada su alianza
con él y desea divorciarse cuanto antes. Tomás parece dispuesto a firmar los papeles de la separación en cuanto se los entreguen en mano.
Un amor tardío
Mientras tanto, Bruna logra obtener el perdón de Elías e intenta manipularle para que interceda por ella ante Laureano: "Yo quiero volver con tu padre".
Lo que Bruna no sospecha es que su exmarido tiene planes muy diferentes a los de ella. Resulta que Laureano se ha enamorado de Perla y así se lo hace saber a Blanca y a Rosalía. Se atreve incluso a pedirle a esta última la mano de la joven. Rosalía no solo no se la concede, sino que le exige que se mantenga lejos de su hija. En soledad, Laureano observa una foto de Perla. "Si ella no es para mí, no será para nadie. Lo juro", susurra despechado.
Regreso inesperado
Zacarías regresa por sorpresa a la mansión. El hombre le confiesa a Ibotí que no fue capaz de entregarse a la policía: "No me imaginaba vivir lejos de ti". Ibotí le pide a Rosalía su permiso para esconder a Zacarías en la mansión como el nuevo mayordomo. "Yo me encargaré de cambiar su imagen", dice la empleada. Dicho y hecho, tras obtener la bendición de su patrona, Ibotí rasura a Zacarías su característico bigote y le pareja, busca de nuevo a Matías para que le ayude. Sin embargo, este se niega a seguir aceptando las ideas de su amante: "Tenemos que aceptar de una vez que perdimos, y que Perla y Tomás van a ser felices juntos. Dejémosles en paz".
La coartada perfecta
Al día siguiente, la policía detiene a Tomás después de encontrar el arma que se usó en el asesinato a Leonardo en su casa.
El hombre asegura que él no mató al occiso y que, además, puede probarlo: "En ese momento yo estaba con Malvina, rechazándola una vez más, para ser exactos". Cuando los oficiales preguntan a Malvina, este niega la coartada de Tomás. Es
su modo de vengarse de él. No obstante, la mentira tiene las patas muy cortas y Blanca, confirma la versión del empresario: "Es verdad que Tomás estaba hablando con mi nieta en el momento en que asesinaron a Leonardo. Él es inocente».
Un intento fallido
Viendo que no ha podido endiñarle el crimen a Tomás, Laureano intenta hacer lo propio con Perla. El hombre coloca en la habitación de la joven la cartera de Leonardo y después avisa a la policía. Con lo que Laureano no cuenta es con que Rosalía lo ve todo.
Cuando los oficiales se presentan en la mansión de los Pacheco Huergo y hallan la billetera, Rosalía sale en defensa de su hija.
La mujer explica que fue Laureano quien colocó el objeto en el lugar y que ella es testigo, porque no está ciega. "Nunca perdí la vista. Siento haberos mentido todo este tiempo", dice Rosalía a su familia, mientras se quita las gafas.
La muerte de Laureano
La policía detiene a Laureano formalmente por el crimen de Leonardo.
Zacarías se da cuenta de que no puede vivir escondido toda la vida y decide entregarse a la policía, esta vez, de verdad. Ibotí promete que le esperará el tiempo que dure su condena: "Eres el amor de mi vida y aquí estaré cuando seas libre".
A la mañana siguiente, los Pacheco Huergo reciben la noticia del que Laureano murió en prisión.
Malvina, que culpa a Perla de lo sucedido, decide secuestrar a Charly en venganza. Sin embargo, Matías la intercepta y, después de pedirle perdón a Perla y Tomás por el daño que les causó, les devuelve al niño. Perla se niega a denunciar a su prima, mas le exige que se marche muy lejos.
Malvina se refugia en brazos de su madre, quien la convence para vender sus acciones de Nerta y marcharse con ella a Europa: "Viviremos como reinas un tiempo y después, veremos". Elías, por su parte, se despide de su madre y su hermana, y se queda en Argentina con Lucila, Blanca y el resto de su familia.
Tomás y Perla reciben las disculpas de Agustín y Ana María, quienes están muy arrepentidos por haber planeado varios ataques en su contra. Estos les perdonan, aunque aseguran que les costará mucho volver a confiar en ellos: "Solo el tiempo dirá si podremos veros de nuevo como a dos amigos y aliados".
Una feliz boda
Una semana más tarde, Perla y Tomás se casan. En primera línea está Rosalía, que hace de madrina. Asisten al evento la familia de ambos, Ana María y Agustín, quienes han retomado su relación, y otros muchos amigos. En una romántica ceremonia y sin ya obstáculos de por medio, Perla y Tomás se juran fidelidad eterna ante Dios, siendo conscientes de que su amor, ahora y por siempre, será tan puro, brillante y fuerte como una perla… una perla negra.
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