Casi ochenta años después, aún quedan muchas lagunas sobre la llamada Desbandá, el muy conocido suceso que enlazó con sangre Málaga a Almería. Una reciente publicación de los investigadores Andrés Fernández y Maribel Brenes eleva a 300.000 la cifra de los refugiados que huyeron de Málaga en febrero de 1937, lo que reabre la discusión sobre el número de los que lograron llegar a Almería.
Sea como fuere, lo cierto es que Almería se vio desbordada por una riada humana que probablemente dobló su población. Fuentes de la época hablan de multitudes sentadas por el Paseo de Almería o por el actual Parque Nicolás Salmerón: blancos fáciles para la aviación franquista que no distinguía entre familias indefensas y milicianos.
Es curioso que la dimensión gráfica de esa tragedia en Almería sea tan poco conocida. Aparte de unas pocas fotos del enfermero canadiense Hasen Size, en las que se ven grupos de mujeres y niños sentados en aceras del centro, poco se sabe sobre imágenes de otros fotógrafos. Aquellas tomadas por la afamada pareja Gerda Taro y Robert Capa, que por entonces ilustraron periódicos franceses como Regards, Die Volks-Illustrierte (revista alemán editada en París) y Ce soir, aparentemente cayeron en el olvido. Tampoco se conocen fotografías de fotógrafos españoles, como el almeriense Luis Ruiz Marín, por entonces activo en el oficio.
Digitalizadas
Recuperar esas imágenes es condición indispensable para que se pueda dimensionar el terror vividos por aquellos refugiados. El International Center of Photography (ICP), de Nueva York, tiene digitalizadas doce fotografías de Gerda Taro y Robert Capa en Almería.
Son imágenes desgarradoras en las que se ven personas resignadas, con heridas vendadas, un camión transportando mujeres y niños, una familia instalada en una cueva. Al que todo indica, Taro y Capa, entonces con veintiséis y veintitrés años, llegaron tarde a la ciudad. Con la mayoría de los refugiados ya desplazados hacia el Levante, sus imágenes son como el registro forense de un crimen recién consumado.
Además de las imágenes de la ciudad, el ICP tiene disponible en su página web dieciséis fotografías de Gerda Taro a bordo del acorazado Jaime I, entonces anclado en el puerto. Con el Cargadero de Minerales al fondo, Taro registró con altivez y grandilocuencia la dotación de la embarcación, unos marineros que tan solo tres meses después conocerían los sufrimientos de la batalla y la muerte. Aparte de los fotógrafos ya mencionados, se encontraba en Almería en aquellos días la reconocida fotógrafa italiana Tina Modotti, entonces una de las organizadoras del Hospital de Sangre de Almería. Modotti, a la época con cuarenta años, había cambiado años antes la cámara por la militancia en la Internacional Comunista, por lo que desafortunadamente no llegó a registrar con sus lentes la Guerra Civil.
Irónicamente, aunque militó por más de diez años, Modotti es principalmente recordada por su actuación como fotógrafa documental, género del cual ayudó a sentar las bases.
La llamada Desbandá dejó huellas profundas en la ciudad de Almería. Un censo realizado en 1937 sugiere que unos 10.000 refugiados se quedaron viviendo en la ciudad. A día de hoy, en barrios como La Chanca, muchas familias aún son conocidas como “malagueñas”.
Recuperar las imágenes de aquellos refugiados es crear las condiciones para que el horror de la Desbandá pueda ser imaginado por las generaciones actuales. Y, además, un acercamiento necesario al drama atemporal de los refugiados.
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