Antonio Gala: El eterno amado

Es él, otra vez nos encontramos. Es nuestro sino. Bueno el mío, él no sabe que existo. Hoy lo llaman ‘Eterno y de cristal’ en la exposici&oacut

Antonio Gala, en una imagen tomada en el año 2007.
Antonio Gala, en una imagen tomada en el año 2007.
Mar de los Ríos
22:31 • 10 oct. 2016

Antonio Ángel Custodio Sergio Alejandro María de los Dolores Reina de los Mártires de la Santísima Trinidad y de Todos los Santos Gala Velasco. Nace un dos de octubre de 1930 en Brazatortas (Ciudad Real). Con dos años se traslada a Córdoba para ser andaluz de por vida. 




Así comienza mi paseo con-sentido. Hoy me he puesto mis mejores galas para acudir a nuestra cita. Por fin solos frente a frente.




Con apenas cinco años escribes un cuento de un gato. Tu primer poema es una soleá: En mi balcón ha crecido/con estas lluvias/un manojito tupido/de yerbas rubias.




Un monje cartujano
Dedicarse a la soledad parlante es el tronco común de dos vidas que en numerosas ocasiones han tomado un mismo cuerpo. También fue tu caso. Tras intentar compaginar una vida que os satisficiera  a tu padre y a ti, tiras la toalla. Entonces empezabas a recoger  tus primeros frutos literarios. Fundas junto a Gloria Fuertes y Julio Mariscal Arquero de Poesía, a la par que preparas oposiciones de abogado del estado. Pero tras aprobar los dos primeros ejercicios, te niegas a hacer el tercero e ingresas en un convento de monjes cartujanos en Jerez de la Frontera. Allí recuperas la paz interior, concluyendo que lo que quieres hacer es hablar por encima de todo. Es el verano del 59.




Tu pasión de terciopelo
Vuelves a Madrid y trabajas para sobrevivir en cosas muy diversas. Por ejemplo, de albañil en el teatro Marquina, dice otro de los paneles. Perdóname, Antonio, pero no te veo. En cualquier caso, ese mismo año del 59 ganas el Adonáis de Poesía con Enemigo Íntimo. También comienzan tus colaboraciones periodísticas en diversos medios. En esos primeros años de los 60  fundas y diriges salas de arte en Madrid y Florencia. Y en la primavera del 63 pierdes a tu padre. Era como un renacer, dolor y libertad a partes iguales. Entonces obtienes el premio Nacional Calderón de la Barca de teatro con Los verdes campos del Edén. Había nacido el Antonio Gala de las marquesinas. A partir de entonces te dedicas a ejercer con denuedo tu pasión de terciopelo allí donde se hiciese el silencio.




Vives por ello mucho de ese tiempo fuera de España. A la vuelta, es 1967 (Yo ya había llegado, Antonio, apenas sería una bebé de un año). En esta época trabajas en cine y en televisión con obras propias y adaptaciones de grandes clásicos. Y logras dos de tus grandes éxitos: Si las piedras hablaran (1972) y Paisajes con figuras (1976). En plena cumbre profesional viene tu primer tropiezo grave de salud que te mantiene diez horas muerto. No tocaba marcharse y Antonio Ángel Custodio remonta el vuelo. 




Después llega la transición política en España en la que participas activamente, así como en el proceso autonómico andaluz. 




Novelas
Y yo, que me enamoré de ti en blanco y negro, quedé presa de por vida de tu verbo. Siendo una adolescente busqué tus novelas para que me hablaras solo a mí. El Manuscrito Carmesí (premio Planeta 1990) es mi preferida y fue tu Boabdil desde nuestra Alhambra quien me dio el empujón para atreverme a ser escritora diez años después. Te mandé mi primera novela a tu casa de Madrid (Qué vergüenza). Recogía un homenaje a nuestro héroe común, aquel Rey Chico. Discúlpame, por favor, hoy no se me ocurriría.


Sigue hablando la exposición: Para caminar y vivir, Antonio Gala se apoya en los amigos, no en los bastones. Los que te aportaron esa estampa de dandy andaluz a raíz de tu operación en el 73. Lo uso por razones estéticas, no estáticas, afirmas a cada paso cuando los presentas en las fotos que ilustran tu trayectoria, casi a la altura de tus perrillos, las criaturas que han recibido la mayor dosis de tu amor: Troylo, Zegrí, Zahira, Zagal, Madame, Ariel, Rampín y Toisón. Todos duermen bajo un limonero en La Baltasara. Mambrú y Olé bailan a tu alrededor cuando los visitas.


Pónme como un sello sobre tu corazón
Podría ser mi declaración, pero es la tuya. Es el lema de la Fundación Antonio Gala de Jóvenes Creadores de las Artes Plásticas, tu otro gran amor. Nació en 2002 en Córdoba en el convento del Corpus Christi. Siempre soñé con conocer los caminos de quienes no necesitaban la palabra como medio de expresión para nutrir mi propia multiplicación. Y otra vez lamenté nuestra no cita, no tener ya 25 años en 2002 para poder encerrarme en aquel convento con la esperanza de verte entrar alguna mañana cruzar el patio de una primavera cordobesa.


Ahora hablaré de mí (2000) fue nuestro último encuentro. Allí me contaste tu vida sin muchas profundidades, como debe ser. Y mí me supo a despedida. Después hubo más novelas y un libro de poesías rojo que me regalaron y que debo confesarte ni toqué. A cambio te seguí en tu columna del diario El Mundo, ‘La Tronera’, hasta el lunes 21 de diciembre del 2015. Era como llamarte por teléfono. Me enteraba de cómo estabas de ánimo ante tu mala salud de hierro. Vivir la vida fue la última: Envejecer lo hace cualquier, basta sentarse; crecer es más costoso. Hay que hacerlo hacia las raíces de la vida.


Hubo un conato de encuentro real hace como quince años. Se organizaba en Almería una tarde literaria dedicada a ti. Y yo iba a ser la encargada de llevarte en mi coche desde el aeropuerto al hotel. Algún mediocre abortó nuestra cita y aquella visita nunca se produjo. 


Hoy me conformo con quienes aducen que tienes un carácter difícil en las distancias cortas y que encontrarnos hubiese sido el final de mi amor platónico.


Llego al último de los panales repasando tu vida y la mía. Así, de la mano, como los novios. Me he visto de niña sentada en el suelo frente al televisor contemplándote; me he recordado recibiendo al señor del Círculo de Lectores esperando tus palabras, cuando todavía las madres abrían las puertas a desconocidos; he sentido mis escritos de amor adolescente dedicados a niños tontos…


Y es en esta imagen tuya actual donde veo a la serenidad acompañando todos tus logros. Entonces acomodo en mi cuello tu bufanda de seda:


El premio no es un fin. Premiar no puede confundirse con cerrar, ni con consagrar. Un premio lo que hace es acatar una consagración. 


Te beso. Seguimos solos.


Exposición ETERNO Y DE CRISTAL de Antonio Gala (Autor de 2016 del CAL). Estará en la Biblioteca Villaespesa de Almería hasta el 19 de octubre. 
 



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