El Auditorio Municipal Maestro Padilla recibe el próximo sábado 26 de noviembre a las 21 horas (entradas: 25 euros) a Los Sabandeños, formación canaria que celebra sus cincuenta años de trayectoria.
Los Sabandeños cumplen la friolera de cincuenta años sobre los escenarios una cifra a la que, lógicamente, no todos llegan. La mejor manera de celebrarlo es una gira que llegará a Almería el sábado 26 de noviembre. ¿Qué se va a encontrar el público?
Con un espectáculo que dura dos horas y que está hecho para divertirse, cantar, reírse y aprender. Habrá proyecciones de imágenes. En la primera parte haremos un recorrido por lo más destacado del cancionero canario (isas, malagueñas, corridas), habrá otra parte dedicada al bolero, en honor a nuestro último disco, que es una antología del género (‘Bésame Mucho’, ‘Amapola’, ‘Amor, amor’). Ya lo decía Gabriel García Márquez, “donde no hay bolero no hay música”. Y al final un recorrido por canciones que la Unesco ha considerado patrimonio de la Humanidad, así que haremos una pequeña incursión en el flamenco, fado portugués, ranchera mexicana y, de paso, enseñar al público la procedencia o evolución de géneros como el fandango o la seguidilla bolera.
¿Cuántas personas componen Los Sabandeños?
Alrededor de unos treinta. Siempre falta alguno por trabajo porque, pese a todo, somos un grupo amateur. No nos creemos el éxito, ni ser artistas, sino que somos cultivadores de la música tradicional y popular. En nuestra formación hay catedráticos de universidad, gene que trabaja en la banca… En ese sentido, los jubilados como yo sí que tenemos ahora plena disponibilidad para viajar.
Con cincuenta años de trayectoria habrán pasado por múltiples situaciones y buenos y malos momentos. ¿Pero cómo ven a Los Sabandeños del futuro? ¿Está garantizada la continuidad del grupo?
Hemos sido muy previsores en eso. Tenemos un edificio adquirido con mucho sufrimiento y trabajo. A día de hoy somos fundación sin ánimo de lucro y en nuestro centro tenemos aulas de música donde se enseña timple, guitarra, bajo, flauta, percusión, canto... En sus paredes están nuestros recueros, carteles, programas, las portadas de los más de sesenta discos que hemos publicado, además de contar con un museo de instrumentos populares canarios, el único de la comunidad. También contamos con una biblioteca abierta, con más de 20.000 volúmenes de tema canario donados por mi tía María Rosa Alonso. La base está puesta, dependerá de los jóvenes que se han integrado, que lo conserven igual que los fundadores, que quedamos yo y Santiago Torres, después de un intermedio. Mi hijo lleva 30 años. El resto, están muy preparados, salidos del conservatorio, muy preparados, mejores músicos que nosotros en su momento. (Risas).
Con tantos años de carrera habéis generado escuela, sin ir más lejos en Almería contamos con el Grupo Almenara, que bebe claramente de vuestra fuente.
Los conozco porque estuvieron en nuestros recitales. Tenemos contacto con ellos, nos han mandado su trabajo. Es un fenómeno que se repite en todas las Comunidades Autónomas. Es admirable ver cómo las tunas se reconvierten cuando pasa la época universitaria, se transforman en grupos que siguen y que adoptan nuestra forma colectiva de tocar en grupo, hacer polifonías, cultivar géneros tradicionales de su región, me parece admirable. El nivel ha mejorado mucho desde que empezamos y no solo se nota en España, sino también en Portugal, Chile, Colombia, hay grupos que adaptan nuestros arreglos o formas de interpretar. Nos sentimos muy satisfechos de lo que hayamos podido influir.
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